RESILIENCIA, EN BUSCA DE SENTIDO

Álvaro Peña Flores

Viktor Frankl psiquiatra austriaco, precursor de la logoterapia y sobreviviente de Auschwitz, cuenta en su obra “El Hombre en Busca de Sentido” la funesta experiencia que vivió como prisionero en los campos de concentración.

En su libro, narra con detalle muchos hechos que le hicieron reflexionar acerca del comportamiento del hombre ante situaciones de muerte y supervivencia extrema. Cuestionamientos como: ¿Para qué vive el hombre? ¿Cuál es el sentido de la vida del ser humano? ¿Dónde nace la fuerza física, psíquica y emocional que te hace soportar el dolor y la humillación?

Hoy que querido hacer alusión a este tema, considerando la coyuntura de la inexorable nueva normalidad con la finalización del estado de excepción en el país, donde nuestras libertades se han ampliado, sin dejar de sentir el peso de los implacables efectos de la pandemia en el día a día de todos.

Tener claro qué nos motiva levantarnos todos los días es clave, por ejemplo: cómo superar el duelo que dejó el virus en muchísimas familias; identificar cuál es el motor que nos impulsa a estudiar y trabajar en precarias condiciones tecnológicas; cómo combatir las secuelas del desempleo y las injusticias laborales; cómo hacerle frente a la economía hecha pedazos y al ambiente político cada vez más incierto y un sinfín de “cómos”, juegan en contra.

Es verdad que ahora no estamos en la época del exterminio nazi, pero sí en esta etapa de transición durísima que nos obliga a ser resilientes para adaptarnos a la nueva normalidad antes que la depresión y el desánimo nos extermine. Para muchos quizá sea la antigua normalidad, donde no exista un propósito de vida, no se tenga claro para qué vivimos y lo más temible, no haber aprendido la lección. Esto sería deplorable.

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