Incesante corrupción municipal

Cuando el río suena piedras trae, dice el refrán, y parodiando con los presuntos hechos de corrupción que se sospecha ocurren en el municipio de Ibarra; las piedras son inmensos pedruscos que truenan por toda la ciudad, repercutiendo en la vergüenza ciudadana que propone demandar a instancias constitucionales para poner fin a escándalos, abusos, negociados sucios, favores mercadeados, asistencias compradas y vendidas, tratados, pactos, transados, regateos, verbenas, romances prohibidos, ventas de puestos y preguntas favoreciendo a una obscena subasta de puestos, cuotas para festejos, ferias donde el producto ofertado se lleva el que más ofrece, presencia de agnados y cognados, desazones con los concejales, entuertos y mentiras que consignan incumplimientos de las competencias de la primera autoridad.

De los pasillos municipales salen en la mañana, tarde y noche, novedades inesperadas, lances inauditos que se riegan con urgencia en la ciudad. La población saca a colación el deterioro de la imagen humana y física del cabildo, la prepotencia de funcionarios y empleados de bajo perfil que hacen amaños para blindar el apolillado sillón de una alcaldesa y de un círculo que no justifican asesorías, exculpando con palabras o acciones que agravian a la administración y celebridad de nuestro suelo.

Uno de los recientes escándalos que hacen imparable la corrupción en la casa edilicia ibarreña, y que merece el repudio de los participantes y de la ciudadanía, es el Concurso de Méritos y Oposición para la Dirección de la Unidad de Gestión de Riesgos, que favorece con una altísima puntuación a Byron Coronel, con una ingeniería en Recursos Renovables distante al que exige Gestión de Riesgos, el perjuicio es para la ciudad y aviva el enojo de los participantes engañados, tomados del pelo y marginados en sus legítimas aspiraciones, de 32 aspirantes solo se presentaron 15, cifra que da una clara lectura.

Hay nombres involucrados en ésta y en otras fechorías que agravan al manejo corrupto de esta administración y vuelven crónica la situación ética y administrativa de la Alcaldía, de que quien dirige y que olvidó ofrendas, misas, plazos y un sagrado juramento.