La cultura, lucha por sobrevivir

La pandemia le ha robado sus medios de vida a los artistas en Ecuador. Todo permanece cerrado; teatros, museos y galerías. Las pérdidas son gigantescas; los artistas y gestores culturales luchan por sobrevivir, pues el Estado no les otorga mayor atención.

En esta compleja circunstancia social, que sobreviene de la crisis en la que vivimos, sin duda ha agudizado las diversas problemáticas del complejo mundo cultural que, a lo largo de la historia, les ha tocado convivir con problemas de toda índole, sobre todo, de la falta de políticas públicas claras que contribuyan al fomento de la actividad cultural y que faciliten el trabajo de los artistas y gestores culturales en sus diferentes entornos y territorios.

A pesar de que la cultura es un constituyente fundamental en la cimentación de sentidos para una sociedad unida, que se auto valora y que, por ende, puede generar alternativas de desarrollo y caminos de superación de la (as) crisis; la impresión generalizada de artistas y gestores culturales, es que no existe un correcto tratamiento al sector de la cultura, por parte del Estado.

Por otro lado, la pandemia ha develado la vulnerabilidad de procedimientos de la administración pública, económica y social que no se han preocupado efectivamente por el bienestar de las personas, y ha permitido retomar la idea de que es necesario generar sistemas plenamente democráticos que refuercen el cumplimiento de los derechos de los artistas y gestores culturales. Y aunque no parezca, esto está estrechamente vinculado a preocupaciones sobre la relación entre el desarrollo y la cultura, así como la recuperación de la ética, la inclusión, (genérica, generacional e intercultural), la diversidad, la equidad y la libertad, elementos fundamentales que permiten pensar en un desarrollo social más allá de los elementos puramente economicistas.

En esta columna, y entrando en boga electoral; es justo que, en los planteamientos y ofertas de campaña, se replanteen con urgencia y seriedad el entorno de la cultura para que nuestro país, y sus diversos actores conozcan cuál será el papel de la cultura en los proyectos de gobierno. En el significado del mejoramiento de la calidad de vida de las personas que viven y hacen arte, desde una mirada amplia de los derechos culturales.

Pero, sobre todo, cuáles serán las acciones grandes que cada propuesta de gobierno, deberá ejercer para que ese conjunto de normas de desarrollo proteja la relación de un principio Constitucional, sin destacar una obligación que es obvia, pero, hasta la fecha irresponsablemente incumplida.

Gabriel Quiñónez Díaz

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