En las alturas y en el mar

La conducta del ser humano se siembra para ser auténticas personas y saber convivir con los demás; el tiempo pasa y las mandras educadas brillan para demostrar que somos seres simples e inteligentes de la raza humana y que florecemos no vanamente sino con corrección, con respeto y sin olvidarnos de la espiritualidad que sale a flote en el desenvolvimiento diario de la vida abriéndose puertas para exteriorizar el trato que damos y merecemos recibir.

Con ocasión de la celebración patria por el día cívico de La Bandera, la rememoramos desde nuestra vida estudiantl en sus diversas etapas, en esta ocasión por la pandemia no sobresalió pero admiramos con lucida expresión cívica el desfile del tricolor patrio desde las alturas en la ciudad de Guayaquil, digno de admiración, respeto y aplauso el pronunciamiento de las gloriosas Fuerzas Armadas, a través de un helicóptero llevando a su diestra el tricolor que airoso lució en el espacio aéreo flameando orgullosa en el cielo despejado.

Se completó el día con el respeto silencioso conque fueron arrojadas al mar las cenizas de las banderas que habían cumplido su ciclo de vida. El civismo demostrado desde un buque de la Armada Nacional fue susurrado por el viento y la gallardía naval. El cielo y el mar fueron mudos testigos del civismo ecuatoriano.

Ojalá que este acto se multiplique y que la niñez, la juventud y la adultez valoren a la patria y memoricen: «amor de patria comprende cuanto el hombre debe amar pero con respeto absoluto y verdadero».