Los 11 hijos de Bucaram

¿A quién le importa la intimidad de los políticos y, además, eso en qué afecta a nuestras vidas? Sin embargo, el morbo se toma las redes sociales y algunos medios de comunicación hacen de lo intrascendente la tendencia del día, mientras el país se cae a pedazos. Ahora resulta que más importante que el millón de desempleados es que Abdalá Bucaram diga que es “un patán de noble corazón” debido a las múltiples infidelidades a su esposa. El debate de la política es tan rústico, básico, del nivel más elemental, al punto de que cualquier estupidez o desfachatez es la noticia del día.

A simple vista la gente quiere convertirse en millonaria de likes y compartidos sin importar el contenido que difunde. Por un lado, se critica y fustiga a los trolls, mientras que, por el otro lado, la mojigatería se destapa a través del anonimato para decir cualquier cosa. Un gran número de internautas quiere convertirse en “influencer” sin saber para qué, para quiénes, con qué criterios, hacia dónde quiere llegar. Solo se trata de encender la cámara, disparar el flash o grabar cómo me siento. La batalla en las redes se asemeja a una guerra sin ningún escrúpulo.

Ecuador se quedó paralizado cuando Bucaram aceptó la paternidad de 11 hijos y con su consabido estilo dijo a la prensa que informen bien, porque no eran nueve. Tal vacilada no pudo ser mayor. En otras palabras, les dijo que ni siquiera informan lo que es, sino lo que conviene en la coyuntura. Indudablemente, hay de todo y para todo en las redes y en los medios. Más allá de la vida privada del “loco que ama”, lo verdaderamente importante es investigar si está implicado él y su familia en los procesos que se les investiga. Mañana saldrá nuevamente Bucaram a decir cualquier cosa y ojalá no caigan en la trampa los inocentes de las redes que hacen de la vida privada de cualquier persona un mar de especulaciones.

La discusión política no se puede resolver en disputas de comisaría criolla. Ese juego no alimenta el verdadero debate acerca de las causas de la corrupción, la impunidad y la naturalización de la viveza criolla como símbolo nacional.