El don de la palabra y…

La palabra es el paradigma de la expresión debidamente armonizada con el sentir, vivencias y sincronizando la imagen de quien habla y escribe para concebir la imperfección y debilidad o la armonización de los hechos y aspiraciones que se destacan oconciben adaptadas a los tiempos de la imperfección y debilidad humana.

Nos aprestamos a escuchar a pseudos políticos, a personas carentes de exquisita dicción y de una voz modulada. Hay quienes piensan equivocadamente y creen que el arte de hablar en público o para el público es aparecer improvisadamente, gritando, gesticulando antojadizamente, batiendo las manos como en una gresca callejera. El don de la palabra se acompaña y refleja con la elegancia de la expresión, sin aplicar muletillas que motivan olvido, falta de preparación, nerviosismo y carencia de recursos castellanos. Es que el don de la palabra certifica el grado de preparación del disertante y la elegancia física del rostro.

Se equivocan las personas cuando creen que engañan no sólo en el contenido de la expresión gramatical sino en el rictus, muecas, ojos desmesuradamente abiertos y cavidad bucal desagradable como gallito de pelea. La cabeza, la cabellera, el cuello de la blusa o de la camisa debe mantenerse sin tentación de las manos y movimientos nerviosos.

«Dime cómo hablas» y «Dime cómo vistes» y, «te diré quién eres» merece el análisis de los observadores y escuchas del aspirante a político y no payaso que nos vaya a representar en la tribuna política o sitial que amerita tener pero con la debida preparacion cultural y educativa.

El don de la palabra ubica a la persona para llegar a restaurar el respeto a la política ecuatoriana y lograr que la sensibilidad de las personas no tengan consecuencias funestas para el desarrollo que ameritamos tener como ecuatorianos.

María Luisa Gómez De La Torre Gómez