Resulta sin duda y por lo tanto no se puede negar, que los deberes y derechos nacen de un orden social y dicho de otra manera, vale afirmar, que los deberes y derechos son intrínsecos a la sociedad y de la misma manera estos cumplen una acción de reciprocidad entre semejantes. Como un ejemplo, si en un momento determinado pensamos sobre la seguridad de un individuo, basándonos en un derecho, de manera rápida aflora a nuestro entendimiento el respeto a esa persona, como un deber.
Sucede lo mismo cuando existe el derecho de defensa, independientemente de una organización social, puesto que, el mero hecho de que una persona pueda y deba conservar su vida, aparece a nuestra apreciación y de manera indiscutible el derecho a defenderla contra quien o quienes se la quieran quitar, de tal manera podemos afirmar por una razón suficiente, que debemos entender el derecho a defenderla, es decir defender la integridad mediante el ejercicio de acciones libres a nuestras facultades.
Si ponemos como ejemplo un hombre que viene solo y le propinan una golpiza, este tiene todo el derecho a defenderse, devolviendo al atacante con la misma moneda el insolente ataque. Resulta propio y hasta correcto mencionar, que en cualquier parte del mundo, una apersona tiene derechos y deberes, derechos que necesita para la conservación de la vida y de la misma manera deberes para hacer respetar sus derechos. Además debemos entender que lo deberes y derechos se fundamentan en el hombre, como hombre y no como individuo de una sociedad organizada, en donde nacen de una ley entre individuos de la especie humana.
Se hace necesario entender, para tener presente de una manera clara, que podríamos llamar como una doctrina en cuanto tiene relación a los deberes y derechos individuales, para llegar a comprender de manera inequívoca, aquellos que nacen de las organizaciones sociales o de reunión permanente de los hombres en sociedad. Vale recordar que el derecho inalienable nace con la persona y no se puede cambiar.
Carlos Concha Jijón