La IV revolución industrial…

El proceso de transformación política, social, económico y tecnológico que se inició en 1760, pasó de una economía rural, basada en la agricultura y comercio, a una economía urbana industrializada y mecanizada; se reemplazó a la mano de obra por las maquinarias para la fabricación industrial textil, con la utilización del carbón y desarrollo comercial con la comunicación, a través de las vías férreas, canales carreteras.

La introducción de la máquina de vapor por James Watt en 1769 fue el paso al éxito de esta primera revolución industrial. El desarrollo del motor a combustión y la energía eléctrica, crean las condiciones para la aparición de clases sociales, los proletarios sean trabajadores y campesinos, y la burguesía dueños de los medios de producción y poseedores de la mayor parte de la renta y el capital.

La segunda revolución industrial comienza con el petróleo y el gas, nuevos materiales, para un nuevo sistema de transporte, como son el avión, automóvil, y moderna comunicación como teléfonos, radio; tecnología como el microscopio, fibra óptica, rayos láser.

La cuarta revolución industrial, nos trajo la realidad virtual, iPhone, sangre artificial, automóvil eléctrico, WIFI, computadoras de todo tipo, cirugías robóticas, la nanotecnología, y un sinfín de descubrimientos, que a diferencia de las otras revoluciones industriales, que demoraron muchos años para dar paso a nuevos descubrimientos, está la cuarta revolución industrial, se caracteriza por la multiplicidad de descubrimientos, y la velocidad con la que se los hace, de tal manera que cada seis meses tenemos nuevos instrumentos, como teléfonos inteligentes modernos, computadoras que piensan, drones que reemplazan autónomamente al hombre, pueden hacer trabajos desde el espacio, como la toma de fotografías simples hasta muy complejas. El currículo ha sido reemplazado, por tanto, los profesionales deben actualizarse cada año, de lo contrario, quedan anulados en sus conocimientos; el futuro de América Latina depende de la nueva educación y tecnología que reciban nuestros jóvenes en las aulas, y esto depende del apoyo que brinde el estado.

Joffre Daza Quiñónez

[email protected]