Cuentos chinos para el agro

Con escepticismo escucho a los candidatos ofrecer apoyar al agro, pues conocen que nuestro futuro está allí. Todos sabemos que a pesar de que nuestra tierra es bendecida, pues se puede sembrar, producir y exportar prácticamente todo el año, hay que recordarles, que sin riego, ni comercialización justa, ni capacitación asociativa, con costos de producción que nos vuelven incompetitivos, mafias criollas controlando insumos, bienes de capital, intermediación salvaje, y secuestrados por grupos hegemónicos que tradicionalmente se reparten todo lo exportable, esto jamás será posible.

Sólo recordemos las 400 mesas de diálogo que promovió Moreno con su eslogan de La Gran Minga Agropecuaria, cuyas recomendaciones fueron desoídas y archivadas, confirmando que las buenas intenciones se desvanecen siempre en el camino.

Y esto se debe sencillamente, a que los grandes grupos económicos y sus intereses creados, generalmente financistas de los gobiernos de turno, entre ellos el sector bancario que ha venido batiendo records de ganancias desde el gobierno anterior, son los que imponen sus reglas. Es evidente que el agro está sometido. Y los candidatos lo saben.

Sin embargo, hasta el citadino sabe, que el agro exportador mantiene la dolarización por su generación de divisas, pero que si no se cambia su estructura mañosa, no habrá futuro. Que el dinamismo de la economía tiene que venir del fortalecimiento del aparato productivo privado, que genera empleos y crecimiento de manera sostenible y sustentable, más no de una burocracia improductiva.

Y a pesar de esta evidencia irrefutable, ellos no profundizan en el cómo van a apoyar al agro, y más bien ofrecen de manera irresponsable, bonos de 400 dólares fomentando la vagancia y matando el incentivo para generar riqueza y creación de empleos. Y lo peor es que el pueblo ya no les cree. Al déficit estatal de 12.000 millones gracias a la depresión económica agravada con la pandemia, se le sumarían otros 4.800 millones solo para este bono. Y claro, no dicen de dónde saldrá este dinero.

El país requiere seriedad en las propuestas. Basta de hipocresía.

Eduardo Chiriboga Aponte

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