CÁRCELES MENTALES

Eddy Arrobo Rodríguez

En esta ocasión quiero hacer referencia a aquellas cadenas y ataduras que creamos, aquellas cargas que nos imposibilitan y nos impiden progresar, a esas rejas que crea nuestra mente y nos encierra en una cárcel mental, volviéndonos presos de nuestros pensamientos.

En la cotidianidad, las personas nos aferramos a códigos o patrones subconscientes, que sugestionan y afectan nuestra mente, nos llevan a creer que vivimos en un valle de lágrimas, con viejas heridas, miedo, angustia, sufrimiento, estrés, escasez, dolor, infelicidad, maltrato, desamor, falta de esperanzas y un largo etcétera.

Nuestra mente es capaz de crear un drama cotidiano, endilgando culpas a otros. Las cárceles mentales anulan la capacidad de ser propositivos y reflexivos, nos paralizan e impiden poder actuar y cristalizar nuestros sueños para ser gestores de nuestro destino.

No obstante, “la vida es una cárcel con las puertas abiertas”, como nos dice Andrés Calamaro, en una de sus canciones, siendo importante repensar nuestros pensamientos cargados de negatividad, pues se cosecha lo que se siembra. Debemos estar dispuestos a tomar el control del cambio, sanando nuestra mente, construyendo una estructura de pensamiento positivo que esté impregnada con nuestros objetivos.

Si deseamos conseguir amor, felicidad, salud y prosperidad en nuestras vidas, es necesario hacer un esfuerzo de autoconocimiento y de toma de conciencia para empezar a liberarnos de nuestra prisión mental y construir en nuestro subconsciente pensamientos creadores de buenas energías y vibras. Hay que tener presente que las emociones negativas tienen un efecto más intenso y prologado en nuestro sistema nervioso que las emociones positivas y que el fracaso es parte del aprendizaje.

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