Escena musical ecuatoriana nuevamente envuelta en violencia de género

Las denuncias contra el cantautor Mateo Kingman se suman a las de Hugo Caicedo (Sudakaya) y Efraín Granizo (Van Fan Culo). ¿Qué hace el sector por detener el machismo?

Ayer, 9 de diciembre, la guionista y directora Ana Cristina Barragán denunció al músico ecuatoriano Mateo Kingman por violencia física y psicológica.

En un amplio relato hecho desde su cuenta de Instagram, relató la manera en la que fue maltratada, siendo abusada su integridad y detalla que, dejando de lado lo expuesta que estará su vida íntima, hace pública su denuncia para evitar que esto le siga sucediendo a más mujeres.

Dentro de la acusaciones, Barragán expone que durante la relación con el artista, de 28 años, contrajo -por cinco ocasiones- un hongo transmitido sexualmente y que Kingman le explicó que lo había contraído en la Amazonía.

Tras varios meses de tratamiento y sin saber por qué no se curaba le preguntó a Kingman si él también estaba siguiendo el tratamiento; al principio le contestó que sí, pero luego reconoció que no lo había hecho.

Según la Ley Para Prevenir y Erradicar la Violencia Contra las Mujeres, “la transmisión intencional de infecciones de transmisión sexual (ITS)” es considerada como violencia sexual, en el artículo 10, apartado c.

A la denuncia de Barragán se han sumado otras cinco mujeres, con historias similares sobre el hongo transmitido luego de haber tenido relaciones sexuales con el músico, así como la negativa de él de seguir un tratamiento. También han detallado episodios de violencia y lo han descrito como una persona misógina.

LA HORA buscó la versión de Kingman, pero hasta el momento no ha respondido.

No es el primer caso

Hoy, Kingman es el músico acusado de violencia física, sicológica y sexual. Pero él no es el único que forma parte de la escena ecuatoriana, que contradice su imagen de artista a favor de la igualdad y el respeto.

En 2017, Polina Cold denunció la violencia física de su entonces pareja y excompañero de la banda ‘Van Fan Culo , Efraín Granizo.

En un post, acompañado con una foto que dejaban ver su cabeza sin varios mechones de cabello y rasguños en la frente, Polina dijo haber sido violentada durante varios meses.

Un año después, la joven diseñadora y cantante informó que el caso desde la justicia no avanzó. “Hice la denuncia publica a través de Facebook y denuncia a través de la Policía. La segunda no llegó a ningún lado porque las leyes en este país acerca de la violencia contra la mujer realmente no funcionan. Sin embargo, la denuncia pública resultó bastante bien al principio porque aparte de que fue un alivio gigante para mi por fin compartir con la gente algo tan fuerte que estaba guardando por tanto tiempo, desde mi caso se formó el movimiento «Mi primer acoso» a través de cual miles de mujeres compartieron sus propios casos de violencia de genero”.

Otro caso que ‘mancha’ al sector musical y de artistas independientes es el del Hugo Caicedo, exvocalista y guitarrista de la banda Sudakaya, quien en abril del 2020 fue demandado por su exesposa por violencia física y psicológica.

El músico fue acusado de partirle la nariz, golpear y ahorcar; a su pareja. Las declaraciones hechas ante la Corte detallaron que fue él quien la llevó al hospital, pensando que la había matado. Finalmente los médicos lograron reanimarla.

En abril fue puesto en libertad. La medida fue aprobada por el juez Diego Melendez Herrera quien concedió medidas sustitutivas al agresor que fue acusado por otras exparejas.

Tras meses de silencio y luego de haber sido calificados como ‘cómplices’ por no haber tenido una postura clara al respecto; Sudakaya anunció que Caicedo salió de la banda.

Rol del sector

El pasado 29 de noviembre, el sector audiovisual presentó un protocolo para prevenir abusos con una serie de directrices y normas donde expresan un nuevo momento en el audiovisual ecuatoriano y, en general en espectro artístico y cultural del resto de sectores.

La información recabada para crear el documento señala que las mujeres que han sido víctimas de violencia, en el sector, son principalmente las actrices y las modelos.

Lo hecho por el sector audiovisual podría ser replicado por el sector musical, para así prevenir los abusos y trazar directrices para que las victimas como Cristina, Polina o Daniela no queden en la impunidad. (AVV)