El otro Maradona

Ser quichua, toba u ona/la tribu no importa/la caridad llega al indio/por manos de Maradona”, parte de una poesía que enalteció al “crack de la vida”, al niño, joven y adulto: desordenado, testarudo, modesto, abnegado, altruista.

Maradona decía, los niños son los dueños del país y aconsejaba: eduquen a sus hijos con ejemplos democráticos, de ahí que, cuando el gobierno quiso darle una pensión vitalicia, no la aceptó, diciendo: “todo para los demás, nada para mí”. Expresaba: dejen de jugar tanto al fútbol, estudien más, preocúpense por el trabajo, la nación “no se hace ni a trompadas ni a patadas”.

Fue propuesto 3 veces al premio Nobel; si me lo ganaría, dijo: el dinero donaría a la niñez, porque una vez que la ley biológica se cumpla, a mi muerte quiero que no quede un solo chico sin saber leer y escribir, sin atención médica. Por eso, fue el curador de heridas físicas y morales.

No escogió camiseta alguna, atendió a todos por igual, renunció a honorarios y premios materiales, vivió en la humildad, es decir, renunció así mismo, siguiendo el ejemplo de su padre, maestro de vocación.

Maradona su apellido, Esteban Laureano su nombre, médico argentino, ídolo entre los pobres, el PIOGNAK, el Dr. Dios, curador de leprosos, solucionador de desnutridos, un campeón de la vida.

Escribir del D10s, de Diego, el “dios sucio” de Galeano, como exageradamente la prensa lo hace a nivel mundial, es justificar: el enganche con la droga, la indisciplina y abuso, el engaño con su mano-gol, la exaltación a la “viveza criolla” en muchos ya hábito colectivo, la fotografía junto al cadáver, el desfile en rodillas, el afrentoso homenaje póstumo en la Casa Rosada.

Se ausentó el típico pícaro, nos recibirá su “monumento” en Ezeiza, manejarán billetes con su imagen y la educación mostrará su realidad; pese, al decir de muchos sensatos argentinos: “el fútbol está de luto y nada más”.

Hemos aprendido de Esteban, el otro Maradona, de Diego ya lo sabíamos: ficción, mentira, camorra, abuso.

Al fútbol, práctica de valores, estuve muy cercano.

Fabián Cueva Jiménez