Lo que vivimos

Quién pensaría que llegaríamos a vivir y experimentar la mar de confusiones, de atropellos inesperados, del olvido despiadado, de la angustia por la desesperación de vivir como se vive y de tantas sorpresas desagradables conque el hombre se ensaña para acabar con el hombre en la faz de la tierra. La sociedad y el mundo vive una época compleja de odio y desamor, de estado de crisis jamás antes visto, se trastocó y perdió los valores y en sumo grado campeó la corrupción en todas las esferas.

La vida del ser humano no vale, crecieron los miserables, la Patria se cae a pedazos; el pueblo huye del terruño que lo vio nacer, y en ese afán de buscar paz, trabajo, bienestar, comida, deja a parte de sus raíces, la vida queda a la deriva, en alta mar, en las montañas otiando nuevos caminos, muchos caen en manos de inescrupulosos y facinerosos. Y, así continúa el andarivel pensando en la luz que ilumine alos seres que fincan nuevas esperanzas para darnos una vida mejor. Muchos se olvidan del Ser Supremo a pesar del dolor que se experimenta.
El mal manejo público por la traición a la humanidad persiste, sin embargo la labor sacrificada de quienes luchan por la vida, por la salud, por el pan sobre la mesa, por los amigos que aún quedan, por la esperanza en la labor sacrificada y noble de muchas personas que anhelan días mejores está a flote para salir del mar de confusiones, del pánico en las tinieblas de la ignorancia, de la incomprensión y amor descabellado al dinero.

Se acerca el nuevo vaivén de las elecciones y debe elegirse al mejor en ideales con pie sobre la tierra, que saque a la luz su preparación para emprender en planificación, organización y administración para dedicarse por entero a la sagrada misión de enrumbar al país que amamos y respetamos. Siempre se dice que el país está de mal en peor y qué decir de quiénes eligen a los representantes, la ignorancia atrevida prevalece y es ulpable de lo mal elegido.

El ejemplo de una vida digna y laboriosa se ha perdido, cunde la elección de gente elemental que no mira más allá de sus narices pero sí el acomodo familiar que obtendrá réditos acomodaticios. No olvidemos que los grandes valores, los valores superiores tienen como norte el faro perenne que alumbrará la conciencia colectiva y el timón que dirija la nave de nuestro destino hacia el puerto del respeto, de la armonía y del engrandecimiento y progreso.

María Luisa Gómez de La Torre Gómez