Autoridades maulas

Debe haber excepción, pero en estas extendidas semanas de padecimiento no la encuentro. Pensé ubicar a la autoridad proba, íntegra, cumplidora, escrupulosa, pero en las delegaciones donde supuse permanecen representantes que protegen y defienden los Derechos Humanos, no la hallé, a secas constaté que en aquellas dependencias se incrustaron crueles comisionados, individuos que representan tormento, angustia, miseria, agravio, indisposición, y que con una asquerosa arrogancia muestran un complaciente morbo cuando miran al pueblo en el abandono y desamparo.

Hace tres semanas de manera rabanera y autoritaria, y sin que haya disposición legal, fijaron gruesas cadenas en las puertas de acceso a uno de los urinarios del Mercado Amazonas de Ibarra, local de trabajo de una persona con discapacidad, jefe de familia y que durante algunos años constituyó la única fuente de ingreso. Violentaron sin enrojecerse todos los derechos y garantías que asisten en la Constitución de la Republica del Ecuador y en los mandatos y declaraciones internacionales de organismos que defienden al ser humano.

El perjudicado y su familia como queja al vejamen se instalaron junto a su lugar de trabajo creyendo convenir con la dirigencia de las asociaciones del mercado a las que la Alcaldía entregó un supuesto comodato de esos servicios. Nada ocurrió hasta el aparecimiento de una lideresa ibarreña que indignada ante el atropello, ha conducido las reclamaciones legales y de buenos oficios hasta las diferentes instancias de justicia.

Si bien los procesos legales cumplen términos, caso omiso han hecho las instancias pertinentes ante la vulneración de derechos y petitorio de medidas cautelares que terminarían en una Acción de Protección en la Defensoría del Pueblo. Nadie se afecta o conmueve, todos demuestran insensibilidad y falta de dolor. Todos son negligentes, tardos, lentos, holgazanes, apáticos, inútiles, taimados, justificando la inoperancia con astucias y fraudes a la fe pública. La familia perjudicada a la espera de justicia, de las acciones de concejales, Defensoría del Pueblo, Gobernación, Alcaldía, confiados en la moralidad que hace tiempo está desprestigiada y ahora podrida.