Eddy Arrobo Rodríguez
Tristemente, y con bastante frecuencia, vemos en nuestra cotidianidad que varias personas inescrupulosamente utilizan el chisme, el rumor, la habladuría y la murmuración con el objetivo de criticar, denigrar o dañar a alguien, todo esto como reflejo de la envidia, egoísmo, marginación, resentimiento e inconformidad de ellos mismos.
Muchas personas cuando hablan mal de alguien, se creen jueces de la moral y dueños de la verdad, pareciera que el chisme los hace sentir más fuertes y poderosas, pues creen tener la potestad para con su lengua destruir, sin darse cuenta de que la vida es un boomerang, donde todas las acciones, pensamientos y sentimientos que el ser humano siembra, regresan…, en ocasiones multiplicado, razón por la que no hay que odiar ni desearle el mal a nadie, ya que en esta vida todo lo que se da, vuelve.
Por esta razón, llamo a practicar, el “chisme inverso”, y hablemos positivamente de los demás. Esta es una oportunidad para hablar bien de las personas, de sus atributos y virtudes, de sus esfuerzos y valores, pues cuando uno habla bien de alguien le queda esa sensación de comunión con la otra persona.
Por eso la invitación es que nos llenemos la boca ensalzando lo positivo de los demás, no perdemos nada diciéndolo, al contrario, nos vamos a sentir muy bien y con nuestros comentarios siempre constructivos ayudaremos a que las personas se reconstruyan y reinventen a diario.
Cuando practiquemos el chisme inverso y llegue a oídos de la otra persona, se va a sentir muy bien porque hemos decidido dejar el chisme a un lado y resaltar lo positivo. Que nuestras palabras no sean veneno que mata, sino el almíbar que endulza cada mañana y ayuda a seguir adelante con nuestros proyectos y esperanzas.