El pueblo y la democracia agonizan

Nuestro país agoniza ante la mediocridad, la corrupción, el robo y la politiquería; agoniza porque la ley no se cumple, porque las instituciones no funcionan, la Constitución es violentada, causando alteraciones en el orden social, con interpretaciones erráticas, vacuas y polvorientos dogmas políticos.

Es suficiente mirar un noticiero o incursionar en las redes sociales, para concluir que la delincuencia nos agobia, nuestro país agoniza porque no hay seguridad, la seguridad prometida es una historia en la que nadie cree, prevalece la picardía y la trampa, porque la autoridad es una tomada de pelo, pura ficción, porque impera la intolerancia y el saqueo, la liquidación del ambiente, del caos que se extiende. Ese país no es República, es un artífico ¿Quién responde?

Agoniza porque es gobernado por compadres, entre compadres se están llevando en peso todo lo que pueden, sin importarles nada la gente, de la pandemia ni la grave crisis económica y social a la que ellos nos han sometido, amparados por la impunidad y la sinvergüencería.

Este país agoniza, porque entre compadres se las arreglaron para llevarse más de 500 millones de dólares de ISSPOL, que lejos de servir y proteger a los ciudadanos no peor pudo protegerse y servirse a sí misma.

Parece que ese país se niega a mirarse en el espejo de la verdad, que agoniza desde la educación, ni hablar de la salud, la nomina de su clase dirigente y la impavidez de todo el mundo. A muchos, parece ser que no les interesa nada distinto que no sea enriquecerse rápido e impunemente. Y a otros, vengarse, verter su odio, sobre todo. Agoniza el país en un desierto de ideas, agoniza el país capturado entre sus mentiras, enredado en historietas ridículas, empantanado en el cinismo de los que se declaran redentores, de los que ofertan el encuentro de la felicidad a la vuelta de una esquina sin esperanza.

Agoniza porque la democracia en Ecuador, parece quedarse huérfana, el CNE debe dar muestras de seriedad y eficiencia pues a escasos dos meses de elecciones aún el pueblo no tiene certezas de quienes serán los candidatos, esto no tiene precedentes. Esto de las candidaturas aceptadas y rechazadas se volvió una insensatez. Hay que velar por la tranquilidad del país, que esta por encima del Consejo Nacional Electoral y de todo interés político.

Nuestro pueblo agoniza, el desempleo se ha triplicado, la corrupción sigue campante mientras que las mafias mandan fuera y dentro de las cárceles, en donde inclusive hasta se puede mandar a matar a un testigo protegido.

Han quebrado al Estado y lo que más duele es que no pasa absolutamente nada, no hay consecuencias para los responsables. ¿Concluirá tan larga agonía alguna vez?

Gabriel Quiñónez Díaz

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