En la Universidad de Cartagena se levanta la tumba de Gabriel García Márquez, que nada tiene de la tristeza que, generalmente, rodea a los sepulcros.
Los colores que prevalecen, el amarillo y el blanco, matizan la atmósfera caribeña, tan amplia, alegre, atractiva; están acordes con el aire que rodea a la histórica y amurallada urbe Patrimonio de la Humanidad. A pocos metros, frente al mar, se localiza la casa de ‘Gabo’, a la que retornaba esporádicamente, en razón de que su residencia por largo tiempo fue México D.F., donde murió en el 2014.
Las cenizas del Premio Nobel de Literatura 1982, traídas en el 2016, fueron depositadas en ese lugar convertido en centro de peregrinación cultural de todo el mundo, ya que la fama del escritor colombiano es de esas dimensiones, al igual que los cuestionamientos a su solidaridad con regímenes totalitarios, como el cubano. Luces y sombras de este personaje.
También en Cartagena, en 1994, se constituyó la Fundación para un Nuevo Periodismo Iberoamericano (FNPI), gracias a los afanes del escritor: allí, acaba de realizarse la octava versión del Festival ‘Gabo’, con la participación de reconocidos intelectuales, donde el tema primordial fue la desinformación organizada que hoy prolifera, debido a la masificación de plataformas sociales (Facebook, Twitter, entre otras). En este marco, Jean-Fracois Fogel expresó: “La información falsa fue creada con la intención de dañar a las personas, grupos sociales, países. Los políticos la utilizan para promover su posición, dentro de una lucha que no es del bien contra el mal”.
Detectar y diferenciar a la información falsa de la verídica es uno de los desafíos contemporáneos, para no caer en errores que pueden ser fatales.