Rompan todo

Santolalla es un genio de la música y de la producción de éxitos musicales y de bandas que han consolidado un “mainstream” bajo su tutela.

De esta producción de Netflix quedan por fuera los brasileros, con una historia de rock muy pesada y fuerte; en América central no hay nada y los bolivianos son igual de ignorados que los ecuatorianos, con ciertas razones, pero como leí en unos comentarios de medios sociales: “la historia de quien la cuenta”.

Santolalla es el productor de la serie, una gran historia de los grupos producidos musicalmente por él en Argentina y México, naciones donde estableció sus proyectos exitosos.

Pero más allá de ese punto de vista, es importante reflexionar sobre la música en cada uno de nuestros países y fundamentalmente cómo nuestro país tiene o no tiene una identidad con un ritmo o un género.

En el documental, Andrea Echeverri, de Aterciopelados, dice que es muy fácil que el rock en Argentina sea popular, porque la mayoría de la gente es rockera, lo que no ocurre en Colombia. ¿Y en Ecuador?

Las agrupaciones han marcado a las generaciones, pues como todo fenómeno cultural han sido las bandas sonoras de nuestras vidas, y para muchos Tercer Mundo, Verde 70 o el Clan 5 fueron sus grupos de música popular con los cuales identifican su juventud, pero hay quienes también ven reflejada su vida con Hugo Idrovo, el Viejo Napo o con el Chamo Guevara.

Es bueno que la música ecuatoriana no se haya contaminado de esa producción masificada, aunque muchos se lamentarán que muy pocos ecuatorianos estuvieron en MTV, pero de esos, su música no queda y es completamente banal y sin aporte a la historia del “pentagrama nacional”.

Sí, rompamos con la música de los grandes sellos y quedémonos con las pequeñas producciones que nos llenan el alma y que cuentan y cantan de nuestras angustias y realidades, como lo hicieron los de La Grupa y ahora lo hacen los Wañukta Tonic.