Ecuador 2021

El país despide el año 2020 sumido en la más grave crisis de su historia. El socialismo ramplón ha terminado con la credibilidad de sus instituciones; la honestidad, la ética, la moral y el respeto como cualidades, en la escala de valores de la humanidad, han desaparecido. La competencia entre élites atrincheradas por contratos, privilegios económicos y forma de gobierno lo han arruinado. La asociación ilícita, tráfico de influencias, concusión, cohecho, peculado, lavado de activos, testaferrismo, prebendas, utilización de bienes públicos y más actos de corrupción han manchado su historia.

La violación de los derechos humanos por intereses políticos y particulares, como herencia revolucionaria, ha destruido la vida de mucha gente; funcionarios, trabajadores y obreros capaces han caído en la tentación del despilfarro y la vida fácil.

En el 2021, el país debe retomar la senda de la meritocracia y la excelencia, para que se restituya la confianza en las instituciones públicas y sean eficientes y responsables. Hay que recuperar el tiempo perdido, con eficiencia y calidad; no podemos seguir viviendo en un pasado de vergüenza sin que la justicia cumpla con su papel y juzgue a corrompidos y corruptores. Está bien poner la placa de la infamia, pero hay que recuperar el dinero robado. El país requiere de gente decente, que la tiene y mucha, pero el desprestigio de la política impide que los más capaces, honestos y responsables ocupen cargos públicos.

Hablar de salud, bienestar y seguridad nos fortalece. Mirar el lado bueno de las cosas, tener optimismo, confianza y voluntad para hacer lo que nos proponemos; solo así lograremos el éxito que buscamos. La madurez se alcanza cuando podemos satisfacer nuestras necesidades legítimas. Aprendamos a resolver los problemas de forma socialmente aceptable y moralmente correcta, sin dudas ni desviaciones. Para ser excelentes hay que hacer las cosas bien, no buscar razones para decir que no podemos; entender que con inteligencia y energía saldremos adelante. Hay que borrar del pensamiento las palabras: fracaso, imposible, jamás; cada persona es responsable de su vida, no pierda la esperanza. Feliz año nuevo.

Rodrigo Contero Peñafiel