Milénials, herederos del presente

Si naciste entre 1981 y 2000, eres milénial y votarás en las próximas elecciones.

Los milénials ocupamos más del 50% del padrón electoral y miembros de nuestra generación conforman, cada vez más, los nuevos rostros de las contiendas políticas.

Nuestra generación es un desafío para los candidatos al momento de llamar nuestra atención. La política y la campaña convencional no nos llaman la atención. No nos sentimos ni de izquierda, de centro, ni de derecha. Por eso, gran parte de los partidos políticos no logran conectar.

Los milénials tenemos la sensación de que no eligen a los mejores candidatos dentro de sus estructuras, pues las pugnas se reducen a una jerarquización interna que deja a un lado la preparación de una persona, priorizando su antigüedad y otros aspectos partidistas. Es una consecuencia de la falta de reforma electoral y de la sistematización de los partidos, que no se ajusta aún a los cambios y necesidades de la sociedad civil.

Por su modus operandi de “lo que se dice no se cumple”, hemos perdido la confianza en los actores políticos.

Los milénials no somos el futuro, sino el presente. Además de ser herederos y pagadores de facturas de las crisis de aquellos que dejaron un país inundado de problemas, somos una generación que a pesar de encontrarse rodeada por un sistema empírico de corrupción e impunidad, lucha por la progresividad de los derechos sociales, el medio ambiente, la transparencia y la diversidad.

Aunque nos llamaron “la generación perdida idealista” o “la fuerza política no fiable”, la realidad es otra. Nacimos en la era de la tecnología y la diversidad, donde la conformidad no existe. No estamos contentos con lo que tenemos, por lo que estamos dispuestos a dar más y ser mejores, derribando muros y diciendo, “Esto es lo que se necesita para postularse a un cargo” y no queremos a cualquiera en Carondelet.

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