Agorero del futuro

Resulta impresionante la audacia del aprendiz de político, cuando de manera sorprendente incursiona en la política, haciendo de politiquero; luego de ser empollado bajo las alas de un ave de rapiña, en el nido en que también empollaron varias especies de pajarracos de alto vuelo, de los cuales hay algunos que están enjaulados.

Sus primeras declaraciones delataron ambiciones autoritarias, cuando manifestó que su gobierno sería del socialismo siglo XXI y que duraría de veinte a cincuenta años, para devolver al pueblo ecuatoriano su dignidad, pero no se da cuenta, que de ser así, serían sus propios compañeros los ladrones que le quitaron al pueblo su dignidad en la “robolución”, tampoco se dan cuenta que el pueblo nunca perdió su dignidad, porque el pueblo siempre será digno defensor de la democracia.

Ha alarmado que este aprendiz de agorero del destino diga que va a devolver el futuro que no conoce, determinando que su oferta sea un disparate y más parece alucinación, que brota de la estupidez o es causa del mal funcionamiento de sus neuronas.

Según este politicastro que ambiciona ser presidente y considera que puede hacer rico al pueblo ecuatoriano, con el oro que sacaría de los teléfonos celulares, permiten ver que su oferta sea nada más y nada menos que una tomadura de pelo, que representa un insulto a la inteligencia, razón por la qué vale decirle que el único lelo es él y que vaya con su cuento a otra parte con un letrero de farsante.

Resulta que este cuentero que no es el de “Muisne”, que era inteligente, no se detiene con sus ambiciosos engaños en su afán de como de lugar llegar a ser presidente. Con mayor descaro y sin sangre en la cara ha ofertado la compra del voto de un millón de personas, con mil dólares a cada uno, para que voten por él, sabiendo que esa compra del voto resulta la más descarada corrupción y grave ofensa para manchar la dignidad del pueblo ecuatoriano.

No podemos olvidar que tiene como exigencia mental la necesidad de mentir haciendo honor a su desequilibrio como mitómano.

Carlos Concha Jijón