El perdedor

El planeta entero presenció a un perdedor desesperado, que quiso hacer de una nación lo que, con sus negocios, Trump aspiró con embustes y mentiras mantenerse en la presidencia de los Estados Unidos y casi logró un golpe de estado en el país teóricamente “modelo” de democracia, demostrando que la pasión por el poder sobrepasa todo.

El viejo ‘showman’, convertido en símbolo gracias al poder de la televisión donde dio a conocer su agresiva forma de ‘ganador’, actitud que en la presidencia replicó obteniendo la imagen del peor presidente. Llenó Washington de escándalos y patrañas, y una vez que se convirtió en el ‘gran perdedor’ incitó a las masas racistas y fanáticas a lanzarse sobre la capital, básicamente en el intento de desarmar el Congreso, para lo que desde una carpa con pantallas, junto a sus cercanos, revisaba las acciones de la muchedumbre desbordada.

Insólito; este narcisista dividió esa nación, promovió la supremacía blanca y fomento el odio, imposible de creer, pero pasó. Este ególatra revive lo primitivo del humano y suma su estrategia de toda la vida: engañar, mentir, manipular y más. Individuo que con el dinero que logró, algunas veces de forma fraudulenta, según citan sus analistas, que incluso lo señalan como un evasor de impuestos que gastó tiempo buscando pleitos con abogados dispuestos a todo, además de tener un rastro de vida escabroso y turbio.

Si una democracia de talla mundial cae en baches como este, sugiere el riesgo que pueden correr otras democracias que desbarrando llegarán a la autocracia, el modelo democrático muestra agotamiento, quizá el planeta requiera un gran esfuerzo para crear un nuevo sistema que permita alcanzar una sociedad armónica y saludable, si no ocurre esto estaremos frente a escenarios complejos y peligrosos.