¿Por qué quieres ser presidente?

Álvaro Peña Flores

Luego de haber escuchado nuevamente a nuestros presidenciables en el debate organizado por el tan cuestionado CNE en cadena nacional y a todo color, con temas de trascendental importancia como son la economía, la corrupción, derechos humanos, trabajo y demás asuntos relacionados, los que aun estábamos escépticos y sin intención de voto, nos quedamos con el mal sabor de boca porque ante la única oportunidad que tuvieron de convencernos, la perdieron con sus paupérrimas sintaxis.

Se habló mucho de devolver la dignidad, de gobiernos que acompañen, de seguimiento a la vocación, de pan y látigo en las manos, de certezas y seguridades, entre otras utopías como hambre cero, baja de intereses bancarios, wiki planes, trenes intermodales, eliminación del coronavirus en 3 meses; entre más falacias que no generaban ningún tipo de convicción en los candidatos, de hecho, lo más serio fue el festejo con borrachera.

Siempre he creído que ante cualquier deseo que el ser humano tiene, hay una intención positiva profunda e interna que lo mueve a conseguirlo. La pregunta de cajón y primerísima que se debió hacer en el debate fue ¿Por qué quiere ser Presidente de la República? ¿Qué los mueve a embarcarse en este barco que navega a contracorriente en todo sentido? Según sus hojas de vida son profesionales exitosos, tienen seguridades económicas y emocionales aparentemente estables, empresarios y políticos de carrera eminentes.

Si el deseo real de cada candidato se ajustará a su plan de gobierno, pienso que reflejarían mayor convicción en lo que dicen. Sin embargo, la mediocridad, la socarronería, la falta de ética y el descaro se ha puesto de manifiesto en este proceso que nos deja cada vez más desconcertados por los resultados que obtendrá.

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