Domingo, día crucial

Eduardo Chiriboga Aponte

Se define el futuro de nuestra patria. La avalancha de candidatos va a dispersar los sufragios de manera tendenciosa, y se producirá un auto engaño popular. La sociedad bancocrática que vivimos, donde la absurda central de riesgos, que sepulta el crecimiento del país, solo para seguridad de una banca miope y elitista; se chocará contra un representante de una falsa prosperidad pasada, plagada de espejismos que deslumbraron a las masas, ocultando una estructura de oscuros manejos. El sector privado, generador de empleo sostenible, contra el estatizador dador de bonos, en base a más impuestos y endeudamiento. Entre un hombre preparado para gobernar, a pesar de su visión de consolidar la supremacía de una banca sin conciencia social, talón de Aquiles, merecedor un mea culpa que jamás llegó; y un joven cuyas cortas experiencias se han basado en puestos burocráticos con sesgo ideológico. Entre la apertura al capital extranjero, única vía para que la dolarización se fortalezca; contra una política basada en gastar más de lo que se tiene, con las obvias consecuencias que esto conllevaría. Entre una alianza de centro derecha, que se pactó sin beneficio de inventario y se pegó con saliva; contra la suma de decenas de agrupaciones politiqueras, donde prima más el trabajo fácil, el lleve institucionalizado, y la carencia de una visión política y económica contemporánea.

En fin, es evidente, que ninguno de los candidatos con posibilidades, llena las aspiraciones de los verdaderos patriotas conocedores de lo que hay que hacer, para sacar al país del hueco en que nos han metido.

En ambos bandos, la necesaria prioridad para desarrollarnos a partir del agro, ocupa un segundo plano. Por lo que ninguno tiene las propuestas que el Ecuador requiere, y que son alejadas de todo color político. No obstante, esta independiente columna será la más respetuosa hacia el candidato ganador, augurándole el mejor de los éxitos, pero su visión crítica y constructiva, seguirá señalando el camino, por donde un gobierno mentalmente honrado, tendrá algún día que gobernarnos. Que el pueblo, a través de su tiranía del sufragio, no se equivoque.

Dios proveerá.

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