Sin vacunas y sin gobierno

Al inicio de la pandemia fuimos noticia a nivel mundial por el desastroso manejo de la pandemia en Guayaquil: con muertos en las calles, hospitales abarrotados, y sin tomar las debidas restricciones. Meses después, volvimos a ser noticia por ser el segundo país con mayor número de muertes en exceso a nivel mundial, solo detrás de Perú. Y ahora, con la llegada de las vacunas, volvemos a ser noticia por la escasa o nula acción por parte del gobierno en un intento de vacunar a la población, o de adquirir más vacunas que las escasas 8 mil dosis con sus, ya no sorprendentes, casos de tráfico de influencias.

Resulta exasperante observar cómo a países vecinos siguen llegando, semana tras semana, cargamentos de vacunas; mientras, en nuestro país el accionar del gobierno se ha concentrado en el show mediático que han causado las elecciones. Y es que muchos expertos coinciden en que la salida a esta crisis sanitaria y económica, es la vacunación de la población. Sin embargo, es más que evidente que este gobierno ha resultado ser de lo más antipopular, y que no sirve más que a los intereses de unos pocos. Inclusive, en su intento por “descorreizar” el país, ha desmantelado el sistema de salud público, ya de por sí precario desde el anterior gobierno, y que ahora nos está pasando una enorme factura.

En tan caótico escenario, a uno solo le queda depositar sus esperanzas en el próximo gobierno. No porque los aspirantes resulten ser un buen prospecto, sino porque ya no lo pueden hacer peor. Esperar que los candidatos, en un intento por ganar algunos votos para la segunda vuelta, presionen al gobierno saliente para que, de una vez por todas, realice algún esfuerzo por adquirir más vacunas. Llegados a este punto, uno ya no se preocupa por si algún día Ecuador llegará a ser como Venezuela como pregonan algunos desconocedores de nociones básicas de economía, sino por si seguirá siendo Ecuador en tiempos de pandemia.

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