Esta parroquia es un excelente destino para estar en contacto con la naturaleza.
Desde la calle principal de la parroquia Checa se vislumbran elegantes los picos del cerro Puntas, cuya cumbre está a 4.140 metros sobre el nivel del mar.
Su reconocible silueta atrae a cientos de montañistas y amantes del senderismo, tanto nacionales como extranjeros, que aspiran a ver el mundo desde su cima.
Las personas que no se encuentran en un estado físico óptimo para realizar esta ascensión también tienen un gran número de alternativas en Checa.
Gracias a las quebradas como la de Cartagena, existen un gran número de caminos para realizar senderismo. Es una experiencia muy recomendable evidenciar como el paisaje y el clima van cambiando a medida que se desciende. El calor y el ambiente seco que hay en la parroquia dan paso a una muy agradable brisa refrescada por los ríos que la atraviesan.
Ambiente bucólico
Durante el descenso se pueden encontrar animales de corral como burros, cerdos, vacas o gallinas, que pasean tranquilamente. El ambiente es totalmente rural, a pesar de que tan solo está a unos 50 minutos de Quito y a 20 del aeropuerto Mariscal Sucre.
EL DATO
Su fundación fue el 3 de diciembre de 1913.Al final del descenso a la quebrada de Cartagena hay un emprendimiento de pesca de trucha deportiva. Los visitantes pueden ir a pescar directamente este sabroso pez para que el dueño de la hacienda, Milton Caiza, se lo prepare al carbón con unas hierbitas o bien llevárselo a casa. Todo a unos precios muy competitivos, 6 dólares el kilo. Pero en su vivienda hay mucho más que hacer: los turistas se pueden dar un baño en el río o en la piscina. También tiene cancha de vóley, de fútbol e incluso una tarabita. El acceso cuesta un dólar. Es un lugar muy apropiado para acudir en familia los domingos.
Destino internacional
De vuelta a la parroquia Checa aparecen los Pakakuna Gardens, una urbanización donde viven decenas de turistas extranjeros, quienes eligieron ese lugar como segunda residencia debido a su buen clima y tranquilidad. No muy lejos de allí está el Quito Polo Club, es un centro privado, que acoge partidos de Polo de importantes competiciones.
En Checa hay que destacar su hermosa Plaza Central, de formas sencillas, rebosante de flores y vegetación autóctona, coronada en su centro con una fuente de piedra. Desde ahí se aprecia la imponente iglesia parroquial, lacada en blanco, con un torreón y campanario. A pesar de que data de principios del siglo XX emana un regusto clásico y unas formas equilibradas.
10.000
habitantes tiene la parroquia.El parque es un punto de encuentro barrial, según explica la vecina Sandra Noboa: “El pueblo es muy tranquilo, la actividad es de lunes a viernes luego del trabajo, la gente viene aquí a charlar, a comer algo, los sábado también, pero el domingo se queda vacío, ya que todos se van a El Quinche, porque aquí no hay cajeros para sacar plata”, comenta entre carcajadas.
También disponen de unas piscinas municipales, parques urbanos donde juegan los niños sin preocuparse de nada y talleres culturales y artísticos que se celebran en la Junta Parroquial. Nadie debería abandonar esta bonita parroquia sin probar algunas de sus ricas fritadas. (MAP)
Historia de Checa
En 1913 se designó a ésta jurisdicción con el nombre de Checa con la categoría de parroquia civil, en honor a uno de los próceres de la independencia Feliciano Checa, quién fue propietario de la hacienda Chilpe Grande, casa de la zona que fue escenario de reuniones de previas a la Independencia. Los primeros habitantes de los que se tiene vestigios en la zona de Checa pertenecían al cacicazgo de Yaruquí, cuya tribu principal fue la de los Tupizas.