Este evento culmina su tercer día entre la expectativa tanto de visitantes como de los comerciantes del Centro Histórico.
El festival de luces ha sido organizado en conjunto por el Municipio de Quito, la Alianza Francesa y la Alcaldía de Lyon (Francia) y permanecerá por las noches hasta mañana.
La expectativa ciudadana ha sido grande porque en nueve edificios patrimoniales se está proyectando un show completamente nuevo de imágenes multicolores a través de diapositivas y fuentes de luz láser.
Amparo Cuesta, dueña de un negocio en la Plaza del Teatro, cuenta que ha llegado mucha gente para presenciar este acto en este año. “Nos ha ayudado a levantar las ventas luego de meses de crisis económica”, añadió.
Además, afirma que, sobre todo en los lugares cercanos a los monumentos iluminados, el control policial y la dotación de servicios como baterías sanitarias ha sido bueno. “Aunque esperamos que concurra más gente. En estos primeros días ha habido menos visitantes nacionales y extranjeros que en la fiesta del año pasado”, aclara.
Con esto concuerda Mónica Tito, dueña de la cafetería La Fabiolita, en la Plaza Grande. “El negocio se mueve y la organización en los puntos centrales de la ruta de la fiesta es mejor, pero parece que las personas están esperando los últimos días para venir”, comenta.
El Municipio de Quito le ha apostado a este evento como un impulsor, tanto del turismo como del comercio en la ciudad. Gran parte de los vendedores del Centro Histórico, sobre todo del área alimenticia, están participando activamente y esperan que el balance final sea positivo.
No todos los negocios despegan
No todos los comerciantes ubicados en la ruta, o en sectores adyacentes, a los monumentos iluminados dentro del programa de la ‘Fiesta de la Luz’ se han visto favorecidos por la afluencia de visitantes nacionales y extranjeros.
María Luisa Arcos, propietaria por más de 60 años de un puesto de jugos en el Mercado Central, comenta que con motivo de este evento, en el mejor de los casos, ha subido mínimamente la concurrencia de personas. “Sobre todo en la mañana nos visitan más, pero en la noche la situación es distinta”, acota.
Con esto concuerda Eduardo Vergara, comerciante y presidente de la Asociación del Mercado Central. “Estábamos muy emocionados por participar en la festividad. Invertimos en cosas como globos aerostáticos para entretener a los clientes. Pero la afluencia ha sido deficiente desde el primer día”, explicó.
EL DATO
En la edición anterior de octubre 2016, 1,5 millones de personas asistieron a la ‘Fiesta de la Luz’.Una de las causas, según varias vendedoras del mercado, es que calles como la Pedro Fermín Cevallos no se peatonizaron como estaba previsto en el plan original. El resultado es que los alrededores del mercado se convirtieron en la única vía de desfogue para la circulación de vehículos que no pueden pasar al Centro Histórico. “La gente se parquea en otros lugares y luego ya no pasa por el mercado”, añade Vergara.
La informalidad crece
Además, está el problema de la creciente realidad de las ventas informales. Los controles policiales son eficientes en los puntos cercanos a los edificios iluminados, pero pocos metros más allá campean sin orden y en muchos casos tomándose las vías de acceso las más variadas ofertas de ventas callejeras.
Clímaco Mejía, dueño de una cafetería en la calle Olmedo, a una cuadra de la Guayaquil, cuenta que el primero y segundo día abrieron hasta más de las 23:00, pero agrega que ahora piensan cerrar temprano porque el negocio es muy bajo. “No podemos competir con ventas informales que ofrecen comidas por 1 o 2 dólares. Para próximos eventos espero que los controles a la informalidad sean más extensos”, recalcó.
Por su parte, Vergara afirma que lamentablemente tanto las autoridades como los vendedores del Mercado Central han decidido dar por terminada su participación en la fiesta de este año. “Aunque el anuncio era que abriríamos todos estos días hasta las 00:00, a partir del feriado volveremos al horario normal porque no amerita trabajar más si no viene la gente”, explicó. (JS)
Peticiones
Jacqueline Rojas, vendedora del Mercado Central, valora que el Municipio desarrolle iniciativas para promocionar las bellezas de la ciudad, pero cree que para las próximas ediciones deberían permitirles que instalen carpas en la calle.
“Así podemos estar más cerca de la gente y nuestros negocios venden más”, afirma.