Los meses de julio y agosto son los más apropiados para acampar y gozar de los privilegios de la naturaleza. No se necesita mucho: una carpa, un ‘sleeping’, algo de comida, ropa adecuada y muchas ganas de pasarla bien. Es una buena opción para las familias, ya que muchos de los lugares para esta práctica están acondicionados para acampar y que incluso cuentan con parqueaderos y seguridad. Si a esto le suma el espectáculo estelar que se puede admirar durante las noches de verano, el escape de la cotidianidad está garantizado. (MAP)
Todas las comodidades dentro de un espacio arqueológico
En el Parque Arqueológico de Cochasquí se encuentran algunos de los restos arqueológicos más importantes de las civilizaciones preincaicas ecuatorianas, con más de 15 pirámides y 21 montículos funerarios. El lugar ofrece cabañas y áreas para carpas, además de baterías sanitarias y duchas de agua caliente. Todo esto a tan solo 50 kilómetros de Quito.
Dormir dentro de un volcán
El Pululahua es un volcán muy particular. Es uno de los dos del planeta que está activo y habitado a la vez. En su interior viven unas 50 familias que se dedican a la agricultura. En este sitio se pueden realizar paseos por la naturaleza, visitar cascadas y hasta hospedarse en algunas hosterías. Lo que mucha gente desconoce es que también dispone de una zona para acampar, también con baterías sanitarias y duchas. El lugar se encuentra justo luego de bajar por el sendero principal al lado de la hostería, en la entrada de la reserva.
Dormir a las faldas de un coloso
El Cotopaxi es quizás uno de los volcanes más bonitos del planeta. Gracias a sus formas perfectas y su cima nevada ofrece una imagen de postal, además de ser uno de los íconos del país. En sus faldas se encuentra el área recreacional El Boliche, a 60 kilómetros al sur de Quito, por la carretera que lleva al Parque Nacional Cotopaxi, está muy bien señalizada. Dispone de 400 hectáreas y cuenta con facilidades turísticas como áreas de camping, picnic y zonas para fogatas, además de 11 cabañas de hospedaje. Todo esto a tan solo una hora de Quito.
Un mágico bosque seco tropical
Otra opción no muy lejos de Quito es el Bosque Protector de Jerusalem, localizado en la parroquia de Malchinguí, con un total de 1.100 hectáreas de bosque seco tropical, con su particular paisaje de cactus, algarrobos, musgos y bromelias. Ofrece una multitud de senderos, zonas recreacionales y deportivas y claro está, zona de acampar. Está a 28 kilómetros de la ciudad.