Brota el pus

Rodrigo Santillán Peralbo

El escenario es de absoluta corrupción. Es como si todo lo existente estuviese podrido sin remedio. Podría aplicarse en el Ecuador, lo que Mariátegui dijo en ‘Páginas Libres’: “El Perú es un organismo enfermo: donde se aplica el dedo brota el pus:” Fue repetido por Manuel González Prada y en este país, por Ángel Felicísimo Rojas.

La corrupción practicada sin freno en la década correísta traspasó todos los límites, carcomió la mínima moral que debía ser observada y llenó las faltriqueras de los pillos que actuaron como una organización mafiosa, segura de su impunidad gracias a defensores y defensoras que, en el colmo del fanatismo, se niegan a ver realidades que ya no pueden ser ocultadas.

No hay obra pública que no haya sido ejecutada con sobreprecio. Ecuador puede ufanarse de tener las carreteras más caras del mundo, aeropuertos construidos con millones de dólares, pero inservibles porque nadie los ocupa, hospitales carísimos, modernos edificios para escuelas del milenio pero que algunos ya cayeron con el terremoto que asoló Manabí y Esmeraldas y causó pérdidas millonarias porque al Ministro se le ocurrió que era muy caro contratar un seguro.

Petroecuador ha sufrido grandes atracos: Refinería de Esmeraldas, con brutales sobreprecios; Refinería del Pacífico, con millones de dólares gastados en aplanar un terreno; poliductos costosos y con daños sin siquiera inaugurarlos. Esmeraldas sin agua potable a pesar de haber gastado millones de dólares, hidroeléctricas millonarias y Yachay con millones “invertidos” en latisueldos, edificios construidos con fallas estructurales y sobreprecios. ¿Y el IESS, FF.AA. y Policía?. En fin, dónde se pone el dedo salta el pus y los implicados niegan los atracos. Si hubiera justicia proba los tiburones estarían presos.

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