Tallado en mármol, una herencia familiar

HABILIDAD. Agustín Cabrera es uno de los artesanos que tuvo como herencia el arte de trabajar en piedra.
HABILIDAD. Agustín Cabrera es uno de los artesanos que tuvo como herencia el arte de trabajar en piedra.

Los artesanos que trabajan sobre piedra ponen en práctica el oficio que aprendieron de sus padres y abuelos.

Se trata de pequeños negocios ubicados junto a los cementerios. En el interior de estos talleres, los artesanos se entienden con el mármol, un tipo de piedra donde reproducen verdaderas obras de arte. Sobre unas planchas tallan figuras, rostros y también graban imágenes y letras.

Agustín Cabrera es uno de los maestros de este arte. Talla las figuras sobre la lápida de mármol en los exteriores del cementerio San Diego, centro de Quito. Lleva realizando este trabajo 32 años, lo heredó de sus padres y dijo que ellos, de su abuelo.

Mientras elabora un cristo dice que, dependiendo de lo que pida el cliente, se cotiza el trabajo. Si es algo sencillo como una imagen y letras, el costo de una lápida es de 150 dólares, pero si desea algo más trabajado, como es el caso de la imagen del fallecido, el precio puede ser de hasta 400 dólares.

Dentro del taller trabaja su esposa e hijos. Ellos ayudan a darle los últimos toques con las lijas y las esponjas. Para evitar el polvo que se levanta, utilizan mascarillas. Durante Día de difuntos trabajan las 24 horas.

Ayuda de máquinas

Otro de los expertos en tallar figuras y grabar imágenes es Juan Ruiz, quien tiene su taller junto al cementerio de El Batán, norte de Quito. Comenta que antiguamente tanto el tallado como el grabado se realizaba a mano, pero que ahora el grabado es con la ayuda de una máquina.

EL DATO
Los trabajos en lápidas pueden costar de 150 a 400 dólares, dependiendo de la imagen que se quiera grabar. Lleva 40 años realizando trabajos bajo pedido, uno de los recientes es para el guitarrista Arturo Hidalgo, sus familiares le pidieron que tallara su mano y una guitarra, algo que logró teniendo una foto al frente.

Revela que ahora la gente que se dedica a este negocio trabaja con moldes y que son pocos los que realmente mentalizan la imagen y luego disponen a las manos a que las reproduzcan, todo un arte. (PSD)