Un año después de su cierre, la balanza arroja aspectos positivos y negativos de la conferencia internacional.
La Conferencia de las Naciones Unidas sobre Vivienda y Desarrollo Urbano Sostenible Hábitat III se realizó hace un año pero dejó lecciones y una herencia para la ciudad y para el país. Esto porque ubicó a Ecuador en la hoja de ruta de todas las organizaciones internacionales. En total se calculan que cerca de 50.000 personas de más de 100 países del planeta participaron en el encuentro.
La Casa de la Cultura Ecuatoriana (CCE) fue el gran epicentro, donde se desarrollaron la mayor parte de conferencias, fórums, entrevistas, y diálogos. Para su ejecución se realizaron intervenciones y modificaciones con el fin de ofrecer espacios adecuados para la ocasión. Uno de los mayores retos fue el de desalojar la Biblioteca Nacional Eugenio Espejo de la Casa de la Cultura, que actualmente está en acondicionamiento.
Valoraciones
“Antes de pasar a valorar las cuestiones positivas y negativas, que por supuesto existen, debemos admitir de la importancia de este evento y del posicionamiento de la CCE como sede de este importantísimo evento, que nos ubica no sólo geográfica sino históricamente”, manifestó Camilo Restrepo Guzmán, presidente nacional de la Casa de la Cultura Ecuatoriana antes de hablar de la herencia que dejó este encuentro.
50.000
personas acudieron a la conferencia En cuanto a las cuestiones de infraestructura, destacó la restauración del 95% de todas las baterías sanitarias, además del 80% del sistema eléctrico y el 95% del sistema hidráulico. “Fueron intervenciones del todo necesarias, ya que muchas de las instalaciones necesitaban un cambio, no olvidemos que se trata de un edificio de 1944”, manifestó el ingeniero civil Lázaro Bello, jefe técnico de la CCE.
También se instaló un ascensor en la Casona (las oficinas frene al edificio de Los Espejos), donde a diario acuden funcionarios. Esa intervención facilitó el acceso a la segunda y tercera planta a personas con discapacidad y adultos mayores.
Aspectos negativos
Respecto a las cuestiones negativas existen tres puntos. Primero fue la inutilización del equipo electrógeno de la CCE. Se trata de un motor independiente que suministra electricidad al sistema de agua que es parte del sistema contra incendios. “La Casa de la Cultura disponía de un tanque de agua que fue sustituido por otro mayor para ofrecer un servicio más eficiente. Para su uso se colocó un sistema eléctrico que cuando finalizó Hábitat III se quitó. De este modo nos quedamos con un depósito de agua que no disponía del sistema necesario para operarlo”, admitió Restrepo.
Otra problemática es la de la conectividad entre los dos edificios de los Espejos y la Casona. Para el Hábitat III se implementó una novedosa tecnología que tenía conectados los dos edificios. Ocurrió lo mismo, cuando finalizó la Conferencia se desalojaron los sistemas.
Piso de la biblioteca
El más polémico fue el de la Biblioteca Nacional. Para Hábitat III se desalojaron los libros para usar el espacio y se colocó una capa de microcemento que tapó todas las conexiones que servían para conectar laptops u otros equipos. También se dañaron las conexiones de Internet.
CIFRA
Hábitat III se celebró entre el 17 y el 20 de octubre de 2016“Tuvimos que realizar varias charlas y encuentros con el Ministerio de Desarrollo Urbano y Vivienda, quienes estuvieron a cargo de estas intervenciones. Llegamos a un acuerdo y a través de la empresa Star Group se están encargando de subsanar estas cuestiones. Las obras del piso de la Biblioteca Nacional ya están prácticamente finalizadas. Para principios de diciembre estará de nuevo abierta al público”, sentenció Restrepo.
Otro de los espacios icónicos de Hábitat III fue la denominada Casa Blanca, que está ubicada en el parque de El Arbolito. Durante la conferencia fue testigo de exposiciones y eventos varios, pero desde entonces lleva cerrada sin ningún tipo de actividad. Los fondos para su construcción fueron donados por la ONU, y todavía está por ver si finalmente será entregada al Municipio o a la CCE. La infraestructura no dispone de aseos ni facilidades eléctricas, por lo que requiere una nueva inversión. (MAP)