Un ser de luz llamado Samuel Chambers

PERSONAJE. Samuel Chambers era un joven muy conocido en el barrio de Guápulo.
PERSONAJE. Samuel Chambers era un joven muy conocido en el barrio de Guápulo.

El joven de 25 años fue hallado muerto en una quebrada de Guápulo. La comunidad pide justicia a las autoridades.

Su nombre sagrado era Satya. Se lo pusieron sus amigos hare krishna del centro cultural Govinda, en una angosta y empinada calle no muy lejos de la Plaza del Teatro. Samuel Chambers acudía a ese sitio con mucha asiduidad. La espiritualidad que emanaba el lugar y la amplísima y variada oferta vegana le cautivaron desde el principio.

La samosa y los dulces de yogurt eran algunos de sus platos favoritos. En la cafetería del patio colonial del centro, entre efigies de Krisna y motivos vegetales, a Samuel le gustaba pasar la tarde conversando sobre su amor por los animales, espiritualidades, veganismo o permacultura. Así lo recuerda su amiga Estefanía Fuentes, terapista holística y buena amiga.

A pesar de que no era un hablador compulsivo -más bien era reservado-, cada una de sus intervenciones dejaba un poso de sabiduría, como si un santo, a través de la palabra, hubiera ungido de luz a su interlocutor. “Era un ser especial, tú lo veías llegar con su túnica, con su ropa diseñada y cosida por él mismo, con esa sonrisa y esa mirada tan puras… Era como un niño, todo en él emanaba bondad, optimismo”, comenta Estefanía.

Una vida muy sencilla
A pesar de que junto a la puerta de su vivienda aparecía un letrero de Pare, todo aquel que lo visitaba era bienvenido. Está inmersa en la vegetación de Guápulo, al final de la calle de los bares, pasando una cancha de vóley, al final del final de un pequeño sendero.

Se la construyó él mismo a partir de una casa derruida, con láminas de aluminio, maderas y plástico. Para nada era una chabola, era un espacio sencillo y austero en el que no faltaba de nada: una cama, unos enseres para cocinar, algunos libros y, sobre todo, los cuencos y comida para sus venerados perros, llegó a tener más de 10.

“A Samuel no le gustaban las tecnologías, no tenía celular, si lo veías era porque te lo encontrabas por la calle de casualidad, para él eso era parte del juego de la vida, encontrarse de repente, sin previo aviso, luego estaba todo el día contigo y de nuevo desaparecía hasta un nuevo y fortuito encuentro”, confiesa Lucas, diseñador gráfico y vecino del barrio bohemio.

EL DATO
Vecinos del barrio de Guápulo y amigos exigieron justicia durante el cambio de Guardia presidencial. Samuel siempre luchó contra injusticias, contra aquellos que imponían el pensamiento único, contra los que odiaban, contra los que eran y se sentían diferentes. Su aspecto andrógino y heterodoxo generaba rechazo en cierta parte de la sociedad, pero él era ajeno a todo ello.

“Ella era mi hermana. La conocí hace cinco años en este planeta físico, pero en el espiritual somos almas gemelas. El día que la conocí yo iba caminando por la calle y ella (o él) también. Nos quedamos mirando el uno al otro y nos saludamos y presentamos. Somos personas diferentes que nos manifestamos diferentes, en mi caso a través del travestismo”, explica Mota Pacha, activista por los derechos Lgtbi y performer.

“Tenemos un proyecto de crítica contra cultural en el que coincidíamos mucho -continúa Mota-. Él venía mucho a la casa, conversábamos y bailábamos, le gustaba bailar, lo hacíamos hasta el amanecer. Ahora estoy ‘shockeada’, con el corazón roto, lo mataron por querer ser libre, por eso lo mataron”.

Coca Pacha, también activista, artista y miembro del proyecto Crítica Cultural (centrados en la identidad y construcción de género), recuerda la última vez que lo vio: “Hicimos una fiesta y vino con su madre, estaba muy apegado a ella, estaba un poco triste porque se tenía que ir a Argentina, pero ya pensaban en su próximo reencuentro. Él estaba muy feliz, con proyectos, quería estudiar agronomía, compartir sus conocimientos. La última vez que lo vi estaba bailando junto a su mamá, se miraban a los ojos y sonreían, esa es la imagen de Samuel que recordaré el resto de mi vida”. (MAP)

Reclaman justicia para Samuel
° Hoy los tambores de la rebelión sonaron más fuerte que nunca. La rabia transmutada en música, la impotencia en juegos de malabares y el dolor en cánticos. “¡Justicia por Samuel, justicia por Samuel, justicia por Samuel!, gritaban todos al unísono. Muchos de ellos portaban sus mascotas entre los brazos, recordando la defensa que hizo siempre de la causa animalista. Otros sujetaban entre sus manos velas, con la mirada derrotada. Abundaban las pancartas exigiendo que no se olvide el brutal asesinato.

El reclamo se dio ayer por la mañana en la Plaza de la Independencia. Entre el público había muchos artistas como Jaime Guevara o Igor Icaza, también escultores, pintores, diseñadores, vecinos, seres que algún día se encontraron con ‘El chico de luz’, como muchos le llaman.