Mafia de medicamentos

Pablo Izquierdo Pinos

Latinoamérica es la segunda región del mundo en tráfico de medicamentos falsificados y según la Oficina del Representante del Comercio de EE.UU., Ecuador pasó de encontrarse en “observación especial” a la “lista negra”, junto con Venezuela, como países que violan los derechos de propiedad intelectual en el sector farmacéutico. Muchos de los medicamentos adulterados corresponden a tratamientos para el cáncer, el sida y pacientes trasplantados y con patologías crónicas; condición que los hace especialmente vulnerables cuando los compran en

mercados como la Bahía o Ipiales.

Los últimos años la Policía y Fiscalía en publicitados “megaoperativos” encontraron que en una mecánica y una panadería, ciertos distribuidores en condiciones insalubres, imprimían, envasaban y cambiaban las etiquetas de varios medicamentos; en otro el expresidente Correa públicamente defendió a los responsables que vendieron y compraron medicamentos a todas luces falsificados y que no contenían el principio activo; posteriormente en Cuenca se encontraron 15 toneladas (33 mil libras) de fármacos adulterados, a distribuirse en todo el país. En estos operativos, según la Comisión de Salud, “los agentes encontraron medicamentos adulterados compuestos de sustancias tóxicas como pinturas, talco, tiza, cera, cemento y ampollas de inyecciones rellenas con agua contaminada y colorantes”. La justicia no encontró culpables.

Se estima que en Ecuador esta mafia mueve alrededor de 100 millones de dólares al año y una gran cadena de corrupción. Estos hechos delictivos de una industria asesina y millonaria en crecimiento, evidencian que pese a tener una importante batería legal que regula la trazabilidad de las medicinas, asegurando la cadena de comercialización y venta, los organismos rectores no cumplen su papel. Raro, que los mismos tecnócratas que pasaron los últimos 10 años arrasando Enfarma, el Conasa, la planta de medicamentos de Yachay y los viceministerios del MSP, sean quienes elaboren sistemáticamente el Cuadro Básico y la política nacional de medicamentos. ¿Siguen a los medicamentos o los medicamentos los persiguen? ¿Son los únicos?

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