Esta tradición tan típicamente ecuatoriana reúne a las familias en un contexto de paz y solidaridad.
Un salón de una casa. Hay una chimenea encendida. En la mesa colocaron dulces té y café. La matriarca sostiene una Biblia. Hay niños correteando por la casa, los hermanos y sus respectivas parejas se ponen al día, los padres ejercen de anfitriones, reina la paz y la felicidad. Llega el turno del rezo. Un niño sostiene entre sus manos una vela. Comienza la oración, comienza la novena.
Esta escena se repite desde ayer sábado 16 de diciembre y durará hasta el 24 de diciembre, cuando se conmemora el nacimiento de Jesucristo. “Padres y madres junto a los niños alrededor del nacimiento manifiestan a través de las plegarias, los cánticos y los villancicos la efusión que produce el nacimiento del salvador a través de una fiesta. Celebramos también el cumpleaños de Jesucristo, es un momento para compartir la fe y el amor de Dios que demostrarnos al postrarnos delante del pesebre”, relató el padre Fabián Camayo, responsable de la Parroquia de San Sebastián, en el barrio de la Tola.
La novena viene de la palabra latina ‘novem’, que significa nueve. Es un acto de devoción que nos prepara espiritualmente para el más importante evento del catolicismo: el nacimiento de Cristo. En estos rezos también se interpela e invoca a otras divinidades como la Virgen María. Las lecturas de la novena repasan de una manera sintética la historia del mismo cristianismo desde la creación del mundo. La lectura del día primero repasa la creación del mundo, la expulsión de Adán y Eva, el segundo día evoca la concepción inmaculada de Jesús, la llegada del arcángel, el tercer día el nacimiento del Divino Niño, el cuarto día la infancia de Jesús, quinto y sexto nos presentan a José y María, el séptimo se evoca el viaje que realizan a Belén, el octavo la llegada a Belén y el noveno ya el Nacimiento.
“Este es el recorrido bíblico de los pasajes más elocuentes de la vida de Jesús, la anunciación, la encarnación y nacimiento. Es ante todo el cumplimiento de la gran promesa de Dios que nos dio desde el Antiguo Testamento, es lo que ya había profetizado Juan Bautista, hijo de Zacarías. La novena nos acerca a una experiencia de ternura, amor y bondad que se cristalizó en el Portal del Belén”, añadió el padre Fabián Camayo.
Orígenes de la novena
Las novenas tienen concordancia con la Biblia en cuanto a que hay nueve días entre la Ascensión y Pentecostés, tiempo en el cual los apóstoles y demás cristianos reunidos permanecieron en oración; además se inspiran en ciertas costumbres de la cultura griega y romana, que celebraban nueve días de duelo por los difuntos o para apaciguar a los dioses.
En la Edad Media se decía que Jesucristo murió en la novena hora y que, merced a la Santa Misa, el difunto sería elevado al cielo en el noveno día. También aparecen en esta época las novenas de preparación, inspiradas en los nueve meses de embarazo de la Virgen, que se celebran durante los nueve días anteriores a una festividad importante, por ejemplo, la Navidad. (MAP)
Oración para todos los días de la Novena
El texto original es del quiteño Fray Fernando de Jesús Larrea
° Benignísimo Dios de infinita caridad que nos has amado tanto y que nos diste en tu hijo la mejor prenda de tu amor, para que, encarnado y hecho nuestro hermano en las entrañas de la Virgen, naciese en un pesebre para nuestra salud y remedio; te damos gracias por tan inmenso beneficio. En retorno te ofrecemos, Señor, el esfuerzo sincero para hacer de este mundo tuyo y nuestro, un mundo más justo, más fiel al gran mandamiento de amarnos como hermanos. Concédenos, Señor, tu ayuda para poderlo realizar. Te pedimos que esta Navidad, fiesta de paz y alegría, sea para nuestra comunidad un estímulo a fin de que, viviendo como hermanos, busquemos más y más los caminos de la verdad, la justicia, el amor y la paz. Amén.