Las máquinas de cosmos libran una batalla contra el olvido

NOSTALGIA. En Playlod, el local de juegos de Alexander Albarracín, los nostálgicos se reúnen a diario.
NOSTALGIA. En Playlod, el local de juegos de Alexander Albarracín, los nostálgicos se reúnen a diario.
PASIÓN. Alexander Albarracín es un fanático de los juegos que hizo de su pasión su profesión.
PASIÓN. Alexander Albarracín es un fanático de los juegos que hizo de su pasión su profesión.
ESTÉTICA. El colorido diseño de las máquinas de cosmos cautivaba a los jóvenes de los años 80’ y 90’.
ESTÉTICA. El colorido diseño de las máquinas de cosmos cautivaba a los jóvenes de los años 80’ y 90’.
AGILIDAD. Estas máquinas se caracterizan por los mandos que permiten una gran agilidad de movimiento.
AGILIDAD. Estas máquinas se caracterizan por los mandos que permiten una gran agilidad de movimiento.

Este tipo de juego era muy habitual en las décadas de los 80’ y 90’. Las consolas de los hogares las han ido desplazando.

Durante las décadas de los 80’ y 90’ reinaban en los locales de ocio de la ciudad. No había centro comercial que no poseyera una sala de Cosmos, los jóvenes de antaño pasaban las tardes pegados a las pantallas jugando, Asteroid, Pac Man, Galaga, Street Fighter, Zelda, entre muchos títulos creados por Nintendo, Namco, Atari y otras empresas de entretenimiento.

Pero el avance tecnológico no entiende de nostalgias, el tiempo pasó y llegaron las videoconsolas, cada vez con mayor definición, con guiones más elaborados, mandos ergonómicos, y las míticas máquinas de los ‘Arcades’ comenzaron a quedarse arrinconada en un desván albergando polvo. Poco a poco los locales fueron cerrando, tanto en el centro como en el norte de la ciudad.

Reino del Cosmos
Actualmente queda un lugar donde encontrar buenas máquinas y servicio, más allá de alguna que otra desperdigada por el sur de Quito. Es en el centro comercial El Espiral, casi en la cima de esta mole de cemento helicoidal donde un ‘Cosmos’ mantiene vivo su casi extinto reino.

Esto es posible gracias a la pasión de Alexander Albarracín (34), un colombiano que lleva 15 años viviendo en Ecuador. Él regenta en centro de videojuegos Playlod. Allí, casi como un objeto museístico, descansan seis máquinas de Cosmos en perfecto estado. Albarracín está orgulloso de ellas, las trata y las mira con cariño. Gracias a sus conocimientos de videojuegos ha podido mantenerlas activas. “Todavía funcionan porque hace tiempo que compré varias piezas de repuesto y las he podido ir arreglando yo mismo, de lo contrario es imposible. Antes existía una empresa que se llamaba VideoGames que las armaba y reparaba en Quito, pero hace ya cuatro años cerraron y ya no se supo más de ellos. Lo que sé es que las piezas de recambio se producían en Tailandia y también cerraron”, comenta.

El tema de las piezas de recambio es capital debido a que los mandos sufren mucho durante las partidas, por lo que se dañan bastante, y no es fácil encontrar partes compatibles. Esto hace que a día de hoy se hayan convertido en una pieza de culto. Albarracín explica que periódicamente le llega gente a la tienda para comprarle algunas de las máquinas, pero él se niega. Le han llegado a ofrecer unos mil dólares por una, cuando de segunda mano cuestan 500 dólares (una nueva tenía un precio de unos 1.500 dólares hace ya varios años).

Gran jugabilidad
Pero no solo de nostalgia vive el hombre. Son las 17:00 y un nutrido grupo de jóvenes juegan y algunos esperan su turno para hacerlo. Patricio R., quien prefiere no revelar su identidad, es un joven de 30 años que trabaja como gestor de comunicación. Cuando termina su trabajo y tiene tiempo le gusta acudir a jugar unas partidas. “Me gusta mucho la jugabilidad que tienen las máquinas, aparte es un juego muy bueno, y ya no es tan fácil de encontrar, siempre me gustaron las máquinas Cosmos, pero hoy en día ya apenas hay”. El juego al que se refiere es el King of Fighter 2002, un videojuego de luchas con varios personajes a elegir. Disponen de un minuto para mostrar sus habilidades marciales.

EL DATO
Playlod , en el centro comercial El Espiral abre de lunes a domingo de 09:30 a 19:30En las máquinas, al contrario que en las consolas actuales, interviene todo el cuerpo. El jugador está de pie y mueve todos sus músculos, la tensión es total, se ríe, comenta la jugada, intimida a otros, siempre en un tono jocoso. Al lado varias pantallas de más de 50 pulgadas conectadas a las actuales PlayStation y Xbox permanecen desiertas. “Es diferente, nos gusta venir un grupo de amigos y luchamos entre nosotros”, responde Esteban Castro, estudiante de 19 años de edad.

Uno de los atractivos del juego es también su costo. Con tan solo dos monedas de 5 centavos se puede jugar una partida. Otra de las seis máquinas es un multijuegos, el verdadero espacio para los nostálgicos. Allí aparece el Pac Man, Street Fighter, Tom y Jerry, Mario Kart, Donkey Kong y otras verdaderas joyas del universo de los videojuegos. Albarracín comenta que casi a diario llega un señor de unos 65 años a jugar únicamente Pac Man “es un experto en este título”, parece que todavía quedan personas que viven al margen de las modas y las novedades. (MAP)