Kombucha, una bebida que aprovecha el poder del té verde

EMPRENDIMIENTO. Kombucha con Amor nació como un emprendimiento familiar y ahora genera empleos.
EMPRENDIMIENTO. Kombucha con Amor nació como un emprendimiento familiar y ahora genera empleos.
PREPARACIÓN. Andrés Peñaherrera mezcla la infusión de té verde que es la base del producto.
PREPARACIÓN. Andrés Peñaherrera mezcla la infusión de té verde que es la base del producto.
AMBIENTE. En recipientes de cerámica se deja fermentar la infusión de té verde con otros ingredientes.
AMBIENTE. En recipientes de cerámica se deja fermentar la infusión de té verde con otros ingredientes.
PRODUCCIÓN. Raquel Fuentes llena una botella con el brebaje.
PRODUCCIÓN. Raquel Fuentes llena una botella con el brebaje.
INGREDIENTES. El jengibre y el limón son componentes que brindan energía.
INGREDIENTES. El jengibre y el limón son componentes que brindan energía.

Los productos del emprendimiento Kombucha con amor se distribuyen en más de 40 puntos de la ciudad.

Dicen que hace miles de años hubo un médico que se llamó Kombu. Sus infusiones tenían poderes curativos tan fuertes que incluso sanaron a un emperador japonés. Trataron de curarlo con diferentes medicinas, pero nada funcionó. Finalmente llegó Kombu con su ‘cha’ (té en chino) y lo salvó. Entonces empezó la popularidad del preparado con la combinación de las dos palabras.

Aunque el origen de esta bebida, que resulta de la fermentación de la infusión de té verde, solo se puede contar a través de leyendas, es un hecho que el brebaje se ha consumido desde hace siglos como parte de la cultura asiática. Andrés Peñaherrera, quien conoció el brebaje cuando vivía en Australia, quedó encantado de sus benficios y decidió traerlo a Ecuador.
El emprendimiento ‘Kombucha con Amor’ lo empezó con su esposa Paola Lagos hace casi dos años, cuando volvieron a vivir en Quito junto con su hijo. La situación del país era difícil. El precio del petróleo caía en picada y no podían encontrar trabajo.

Entonces se acordaron del frasquito de kombucha que trajeron de su viaje y todo empezó a surgir. Empezaron con 40 dólares. Compraron unas botellas, vendieron todo e invirtieron en más. Expendían el producto a sus amigos y conocidos pero su emprendimiento siguió creciendo. En la actualidad tienen entre 40 y 50 distribuidores en la ciudad y su producto también se puede encontrar en Mindo y Loja.

Bebida cultural
El picantito del jengibre se mezcla con el ácido del limón en una bebida un poco amarga y gaseosa. Es una de las variedades que elaboran. Bien fría es muy refrescante.

El sabor original, es solo el de la infusión del té verde fermentado. A mucha gente le resulta muy amargo, por lo que se han hecho variaciones, explica Paola Lagos, cofundadora del emprendimiento. Los dos sabores que tienen al momento son: Limón y jengibre (Energía) y Hierbabuena (calma).

Como bebida cultural, los creadores del emprendimiento la comparan con la chicha que se consume en los Andes. Las dos son resultado de una fermentación que se convierte en “un alimento muy importante en las culturas por su relación con el bienestar humano”.

Todos los viernes, una de las habitaciones de su casa en el barrio La Floresta se vuelve todo un laboratorio de preparación, embotellamiento, etiquetado y distribución. Raquel Fuentes toma una botella de vidrio y le coloca jengibre y limón. Luego abre la llave de un contenedor de cerámica y el líquido cae hasta llenar el recipiente. Ella ha trabajado con la pareja casi desde el inicio del negocio. Al final, pone la tapa y la etiqueta de la marca y la variedad.

TOME NOTA
Puede contactarse con los emprendedores a través de Facebook en la página Kombucha con Amor o al número 098 819 6877.En este caso, la ilustración que identifica a la bebida es la de un colibrí coruscans o quinde herrero. Peñaherrera, quien está junto a ella en todo el proceso, explica que en sus productos también han incluido identificativos de aves de Quito para que la gente las conozca y apoye su preservación.

En el mismo cuarto, dos ollas ocupan todo el espacio de la cocina. Ahí se prepara la infusión que es la base de todo. Andrés Peñaherrera explica que para la preparación de la kombucha se necesita un ambiente oscuro y seco con una “temperatura amable”, ni muy frío ni muy caliente. El tiempo de fermentación del té verde varía. Mientras más tiempo se fermente habrá más presencia de probióticos, es decir de bacterias. Lo que se crea es una unión armoniosa entre bacterias y levaduras (simbiosis). Ellas se juntan para consumir y metabolizar el té verde con azúcar y en ese ambiente se reproducen.

El resultado es un líquido con un PH bastante bajo similar al del intestino. Por eso las bacterias pueden vivir dentro del organismo humano y son benéficas.

Generación de empleo
Lo que empezó como una producción pequeña ahora brinda empleo a tres personas, aparte de los creadores Kombucha con Amor. De los años que llevan con el emprendimiento Andrés Peñaherrera y Paola Lagos opinan que uno de sus aciertos ha sido no solo ofertar un producto sino una experiencia de salud.

Además, mencionan que para llegar a las variedades que tienen ahora pasaron por un proceso de pruebas y errores. Usaron panela como endulzante pero no funcionó. Intentaron con recipientes de cerámica muy grandes y tampoco les dio resultado.

Finalmente, entendieron que más allá de la cadena de producción es importante generar una comunidad con sus proveedores y distribuidores, y que hay distintos lugares en los que se puede compartir la idea de que los probióticos son una opción saludable. (PCV)

Beneficios

La bebida

° Es depurativo
° Ayuda a la digestión
° Refuerza el sistema inmunológico
° Fortalece las articulaciones
° Tiene un bajo nivel de calorías (30 por cada 100 ml)
° Consumo ecológico
° Alimento vivo (es un hongo en transformación)
° Apto para crudiveganos