El Patronato trabaja con nueve equipos de abordaje que atienden estos casos.
Si alguien se propusiera escribir un libro con las frases que los niños que trabajan en las calles utilizan, quizás lograría completar algunas páginas. Podría empezar con: “cómpreme para poder ir a mi casa”, “mis papás también están trabajando”, “sí voy a la escuela, pero más luego”. Seguiría con “cuánto le cuesta, cuánto le vale”, “ayude a este muchacho trabajador” y terminaría con el primer verso de una canción que dice “Soy muchacho provinciano, me levanto muy temprano…”.
Aunque no inicia con ninguna de esas, ‘Anahí’ se limita a mirar con carita triste y a decir “compre” mientras indica un recipiente de plástico con unos 10 paquetes de ‘frunas’ de colores. Se queda de pie al lado de una mesa y cuando la gente que toma café la ignora, pasa a otra.
“Compre”, repite. Comenta que sus padres están en otro lugar también vendiendo. Tiene 9 años y por la tarde, después de la escuela, va a la avenida República de El Salvador, en el norte, para ayudar a su familia. Sale y, luego de un par de minutos, entra a la misma cafetería una niña más pequeña, es su hermana. Las dos cuentan la misma historia.
El lugar es solo uno de los ocho puntos en los que se han detectado mayor afluencia de trabajo infantil, según datos del Patronato Municipal San José, y la forma de abordar a la gente es similar en muchos sectores.
El panorama
“Cualquier niño que venda cualquier cosa ya está en situación de riesgo. Así sea el último producto. Así tenga el uniforme de la escuela”, dice María Fernanda Pacheco, presidenta del Patronato.
Desde esta unidad se han hecho levantamientos de información desde hace varios años y también se ha trabajado en la concienciación de los padres sobre el riesgo del trabajo infantil. Así se ha determinado que hay más de 700 niños que están inmersos en esta problemática.
Las zonas que resaltan en el mapa son: Centro Histórico, administración zonal Eugenio Espejo, centro norte de Quito, terminal Quitumbe, Cumbayá, Tumbaco, La Ofelia y los alrededores de los mercados.
El panorama legal, aparentemente, es claro. Como definición de trabajo infantil se tiene como referencia que la Organización Internacional del Trabajo (OIT) considera como niño a todo menor de 18 años.
Sin embargo, el Código de la Niñez y Adolescencia de Unicef, en su artículo 82, dispone que la edad mínima para el trabajo sea 15 años. Además, el artículo 83 compromete al Estado y la sociedad a “elaborar y ejecutar políticas, planes, programas y medidas de protección tendientes a erradicar el trabajo de niños, niñas y adolescentes que no han cumplido 15 años.
EL DATO
Los casos de trabajo infantil se pueden reportar a través de las redes sociales del Patronato Municipal San José.En Quito, la ordenanza metropolitana 241 regula la protección especial de los Derechos de los Niños, Niñas y Adolescentes en situación de riesgo en las calles. Es también la que prohíbe hacerse acompañar por un niño o familiar en actividades lucrativas o de mendicidad.
Precisamente, esta última norma es la que respalda las labores del Patronato y la implementación de programas para atender a este sector vulnerable de la sociedad.
“Hay que tomar en cuenta que es un trabajo que toma tiempo”, explica Pacheco.
En el caso de un menor en la calle, hay varias opciones. La Presidenta del Patronato dice que si intervienen efectivos de las policías Metropolitana o Nacional los resultados son negativos, porque el niño se va a otro lado. Cuando los padres son detenidos, en cambio, el menor se queda solo.
En su experiencia, lo que se considera sostenible es hacer un proceso de concienciación con los progenitores, aunque eso también es complicado.
Niños que acompañan
Por su tamaño, ‘Samuel’ apenas alcanza a ver encima del carrito en el que su madre prepara un plato de cevichochos. Tiene 4 años y cada día recorre la Av. Naciones Unidas junto a ella. Coloca sus pies en una estructura que está sobre las llantas del móvil y se sostiene del parasol mientras avanzan.
Él va con un saco acomodado sobre la cabeza para cubrirse del sol, su mamá camina despacio, esperando que algún cliente se acerque. Dice que no tiene con quién dejar al segundo de sus dos hijos. El primero va a una escuela cercana al sector donde viven, por la Mariscal Sucre, a la altura del centro.
Su caso es como el de uno de cada 10 niños menores de 5 años, quienes acompañan a sus padres y que están considerados como parte del trabajo infantil.
“El problema es que las madres también crecieron en ese entorno y lo asumen como que está bien”, menciona Pacheco.
En estos casos, lo que se ha hecho en la ciudad es implementar nueve equipos de abordaje en las calles que reciben los reportes de las personas y también de agentes de la Policía Metropolitana y llegan a los lugares para conversar con los padres.
El proceso incluye ocho pasos fundamentales. El primero es el más difícil: lograr que quieran incluirse en alguno de los siete programas del Patronato.
Otro es el proceso de cedulación, ya que se ha detectado que la gran mayoría de niños trabajadores no tiene identificación.
A pesar del cumplimiento de todos los protocolos, en lo que insiste Pacheco es en que la gente no compre productos a menores que están en las calles. Recordó que que cuando se regala una moneda no se ayuda sino que se hunde más a los chicos en esta problemática. (PCV)
Conozca
La problemática
° Algunos datos
700 niños están en trabajo infantil
53% de los niños son de provincias cercanas a Pichincha
Desde enero de 2017 se atendieron 720 casos (55% varones, 45% mujeres)
° Encuesta Distrital 2013
20% de niños de 6 a 12 años además de trabajo infantil consumía drogas
90% de menores de cinco años acompañaba a sus padres a trabajar
10% de menores de 5 años vendía en la calle
° Puntos de atención del Patronato San José
3 Guagua Quinde (San Roque, Chiriyacu y La Mariscal)
Casa de la Niñez 1
° Hogar de Paz
Guagua Centro El Arbolito y Guagua Centro Mercado Mayorista
Proyecto Habitantes de Calle (5 escuelas de fútbol)
Cuidado nocturno: Guagua Quinde La Mariscal y mercado Mayorista