Sectores sin ningún contenedor contrastan con otros en los que hay cuatro en una sola cuadra.
Dos fundas de basura colgadas en las estructuras de un poste de la calle Esteban Alonso, en Santa Rosa de Chillogallo, al sur, son las únicas que se mantienen lejos del piso. A las 11:40, el sector luce lleno de bolsas de distintos colores, incluso hay una maleta vieja en plena acera.
Cinco minutos después llega una volqueta de color azul y dos hombres desembarcan y esperan a que un tercero les pase las fundas. Vestido de azul, con guantes blancos y gorra, ‘Rodrigo’, de 35 años, recoge cáscaras de alimentos que están por todas partes.
Él trabaja para la Empresa Pública Metropolitana de Aseo de Quito (Emaseo) desde diciembre. Su recorrido depende de lo que disponga su jefe de ruta pero la mayoría de ocasiones les toca Chillogallo.
Dice que cuando veía de lejos la situación no se fijaba mucho en la basura en las calles pero ahora, reconoce que el problema es grave. Sus compañeros, quienes prefieren no hablar, llevan mascarillas pero él no. Menciona que sí les han dado capacitaciones sobre seguridad y protocolos de salud.
Con la llegada de la volqueta, de las casas empiezan a salir más vecinos para entregar las fundas. Pero no todos pueden hacer lo mismo, dice Karina Maldonado, quien vive en el barrio hace 30 años. “La mayoría trabajamos y como los horarios no son fijos la basura se vuela, los perros abren las fundas”. En esa manzana no hay contenedores, pero en los sitios que sí cuentan con ese servicio también brindan apoyo quitando las fundas que están afuera o encima del tacho.
Reportes
En Chillogallo hay puntos que tienen hasta cinco contenedores de basura y otros que no tienen ninguno. En la Av. Ajaví hay al menos dos recolectores en cada cuadra. Fernanda Carrera, dueña de una ferretería cerca del parque Lineal, dice que por eso en su cuadra no tienen problemas de recolección.
EL DATO
Los reportes de problemas con la recolección de basura se arrastran desde 2017. Laura L., quien vive en la calle Q, en cambio, cuenta que la situación es insoportable. Hace dos días publicó fotos y videos en los que aparecía personal de Emaseo volteando los contenedores y recogiendo la basura con las manos.
Después que hizo la denuncia a través de las redes sociales, los vehículos de la empresa llegaron a limpiar todo. “Cuando decimos algo vienen enseguida pero la verdad es que todos los días aquí amanece lleno de cosas. El olor es insoportable”, menciona.
En el mismo sector, Marisol Osorio y Carlos Recio, quienes son oriundos de Cali, revisan cerca de 100 contenedores. Se dedican a la venta de material reciclado hasta que puedan acceder a la condición de refugiados. En los dos meses que llevan en la ciudad solo han visto un recolector con sistema mecánico. Hacia el sur, en Santa Inés, Ángel Quishpe, de 31 años, dice que en su barrio tampoco pasan recolectores. Afuera de su local de cabinas telefónicas hay dos contenedores grises.
Este diario solicitó información oficial a Emaseo sobre los problemas reportados por los vecinos y las fotos publicadas en redes sociales pero hasta el cierre de esta edición no recibió respuestas. (PCV)
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