Los niveles de ruido afecta la vida cotidiana de 1 de cada 3 quiteños

Problema. El tráfico vehicular es una de las principales fuentes de ruido.
Problema. El tráfico vehicular es una de las principales fuentes de ruido.

Estudios apuntan al creciente problema de ruido. Las consecuencias para la ciudadanía son físicas y mentales.

Al leer o escuchar sobre contaminación, es muy probable que no se piense inmediatamente en la contaminación acústica. Las primeras asociaciones suelen ir hacia los problemas de smog, o desechos que contaminan el suelo y el agua.

Sin embargo, según el estudio internacional denominado ‘Cómo el mundo escucha’, Ecuador, y su capital Quito, están entre los 20 lugares más ruidosos. Esto se ve reforzado por investigaciones locales que concluyen que uno de cada tres quiteños soportan, cada día, niveles superiores a los permitidos por la Organización Mundial de la Salud (OMS).

Con motivo del Día Internacional de Concienciación sobre el Ruido, celebrado el pasado 25 de abril, la Universidad de las Américas (UDLA) presentó un estudio, desarrollado durante 2 años por un grupo de 15 técnicos, y que permite ahondar en las conclusiones de las investigaciones internacionales, además de generar un mapa y un diagnóstico más específico de la situación de la contaminación acústica en la ciudad.

Este estudio se enfocó en los efectos del ruido originado en el tráfico vehicular, e incluye datos como sonidos de los motores, la velocidad, el sonido que genera el roce de los neumáticos con la calzada, entre otros. El ruido se lo midió en decibeles, que es la unidad básica que perciben los oídos.

Estudio
Los investigadores usaron recomendaciones de la OMS y de la norma del ruido ambiental de Colombia. La legislación colombiana establece como límite 55 decibles en el día y 45 decibeles en la noche en sectores de tranquilidad y silencio que incluyen hospitales, bibliotecas, guarderías, sanatorios y geriátricos. Y 65 decibles en el día y 50 decibles en la noche en sectores de tranquilidad y ruido moderado, que incluye zonas residenciales y centros educativos.

Así, uno de los segmentos más perjudicados por la contaminación acústica, según el estudio de la UDLA, es el de los escolares de la ciudad. El 44% de las instituciones educativas de la capital están sometidas a ruidos en niveles superiores de lo recomendado en el día.

38%
de la ciudadanía se expone a niveles altos durante la noche. 55 decibeles es lo aconsejable.Mientras que en los casos de zonas sensibles, como hospitales, clínicas, geriátricos y zonas residenciales, el 35% de estos están sometidos a sonidos sobre lo recomendado en el día y 57% en la noche.

Beatriz Duque, médica especialista en otorrinolaringología, explicó que esta contaminación acústica no es inofensiva. “Puede causar desde pérdidas de audición hasta enfermedades como el tinnitus, que es un sonido como un pito que se queda en el oído. Pero también su efecto es en el ámbito psicológico. Incrementa el estrés, no permite conciliar el sueño, causa irritabilidad, etc.”.

Miguel Chávez, investigador y docente de la Udla, comentó que, en términos generales, el 25% de la población urbana de Quito está expuesta a niveles de ruido de tráfico superiores a lo recomendado durante el día, que es de 65 decibeles. Mientras que el 38% de la ciudadanía se expone a niveles más altos de lo aconsejable durante la noche, que es de 55 decibeles.

Mapa por sectores
Uno de los objetivos centrales del estudio fue buscar, a partir de la configuración de un mapa de ruido en la ciudad, que las autoridades tengan las herramientas y la información necesaria para tomar medidas para mejorar el ambiente acústico. Por ejemplo, una de estas medidas podría ser que se desvíen rutas de tráfico pesado que están cerca de zonas sensibles, o que se reduzcan los límites de velocidad en las calles aledañas a estos
lugares.

Una de las zonas más ruidosas de Quito es el Centro Histórico, junto con las vías principales que conectan el norte con el sur, como la avenida Occidental, 10 de Agosto, La Prensa y Simón Bolívar. En estas zonas las cifras pueden llegan a más de los 80 decibeles.

Sin embargo, también se lograron ubicar los lugares menos ruidosos de la ciudad, en primer lugar, el parque Metropolitano Guangüiltagua, al norte. Los visitantes a este espacio solo están expuestos a niveles de ruido que llegan a los 35 decibeles.

En la vereda opuesta, el parque La Carolina, rodeado de vías de alto flujo vehicular, puede recibir límites de ruido que sobrepasan los 65 decibeles. (JS)