Libro reúne ciencia y conocimiento ancestral sobre los parques de Quito

AUTOR. Paco Noriega explica el proceso de investigación que concluyó en la elaboración de un libro.
AUTOR. Paco Noriega explica el proceso de investigación que concluyó en la elaboración de un libro.

Las plantas medicinales que están presentes en la zona urbana fueron parte de un proyecto de investigación.

Están cerca de los grandes árboles o de las plantas más conocidas. Subsisten con otras especies y crecen en silencio y casi ocultas mientras los citadinos hacen deporte o pasean. Muchas pasan desapercibidas para el ciudadano común, pero durante el último año, las plantas medicinales, que están en cinco parques de Quito, han sido el centro de una investigación en la que se ha logrado reunir el conocimiento científico y ancestral de sus características y usos.

La publicación en la que se las incluyó lleva el nombre de ‘La flora medicinal de los parques del Distrito Metropolitano de Quito’ y en ella trabajaron en conjunto los autores Paco Noriega y Alberto Taxo Taco y, como colaboradores, grupos de estudiantes de la carrera de Ingeniería en Biotecnología de los Recursos Naturales, de la Universidad Politécnica Salesiana.

Información como nombre científico, clase, especie, usos tradicionales, así como datos químicos y farmacológicos de 92 plantas medicinales nativas e introducidas se pueden encontrar en el libro que se presentó en abril de este año.

Plantas como el matico, el chamico o la cola de caballo tienen propiedades medicinales y están en los parques metropolitanos La Armenia, Guangüiltagua, Metropolitano del Sur, Itchimbía y El Chaquiñán.

Investigación científica
Durante años, los vecinos de parques como el Itchimbía han recolectado plantas medicinales en el sector. El comportamiento llamó la atención de Paco Noriega, docente investigador en el Área de Ciencias Farmacéuticas de la Universidad Salesiana, quien desde entonces se quedó con la idea de realizar un proyecto en el que se identificaran las especies que hay en los espacios públicos y se mostraran sus bondades al público.

No fue hasta 2016 que la iniciativa obtuvo los Fondos de Investigación de la Universidad Salesiana. Luego, en marzo de 2017, el trabajo se puso en marcha. Durante cuatro meses, los autores y los estudiantes recorrieron los parques para localizar, documentar y buscar información científica sobre las especies.

Según Noriega, el proceso de recopilación fue muy interesante. En los recorridos se pudo identificar a las especies y conocer sobre sus usos ancestrales. Esto último gracias al sabio andino y licenciado en Filosofía Ancestral, Alberto Taxo. Después empezó la etapa de búsqueda de datos farmacológicos de las especies. En este punto, los investigadores se dieron cuenta de que algunas de ellas aún no han sido estudiadas.

Para el académico, el libro no solo es un inventario de flora medicinal, sino que es una puerta abierta para impulsar el conocimiento en diferentes áreas. El libro muestra la biodiversidad que existe en Quito y el sustento académico que hay sobre los usos de algunas plantas. Además, invita a los investigadores a que se interesen por las variedades de especies vegetales de las que no hay información.

En el proyecto también participó la Dirección de Parques Metropolitanos de la Empresa de Movilidad y Obras Públicas (Epmmop) con la que, a futuro, se impulsarán otras iniciativas para el aprovechamiento de los espacios de los parques. (PCV)