Gobernar sin sombras

Mariana Velasco

Bastaron cinco meses después de la salida de Correa de la Presidencia, tras 10 años en el poder, para desatar agrias disputas con su exvicepresidente y sucesor, fracturando todo lo que quedaba en el camino. Moreno tenía claro que debía romper con Correa para generar una capacidad de gobierno propia, sin estar obligado a consultar o rendir cuentas al expresidente y a la estructura de poder que este dejó montada.

Para muchos, la estrategia de Moreno para sacar del camino a Correa –su padrino – fue un parricidio político. Hay explicaciones. Su identidad y autoridad como presidente no pueden constituirse plenamente si vive bajo la sombra de Correa, como el gran padre de la Revolución Ciudadana y el caudillo del Ecuador.

Moreno conocía que la debilidad de Correa era su adicción al poder y lealtad total a su persona y legado. El desafío era sacar del horizonte político a Correa y gobernar sin su sombra, como el líder irremplazable dentro de Alianza País y la Revolución Ciudadana.

Por ello, la consulta popular fue hábil y riesgosa jugada. Los ecuatorianos dijeron no a la reelección indefinida, impidiendo al ex, la posibilidad de volver al poder en las elecciones del 2021. Haber incluido esa pregunta entre las siete, mostró que para Moreno era prioritario cerrar de modo definitivo el ciclo político del correato.

Apenas ubicado en su ático como trinchera, Correa inició la oposición a través de las redes sociales. Muy activo, sus trinos son diarios y opina en tiempo real, a pesar de la diferencia horaria con Bélgica. Moreno le sigue el juego pero con menos intensidad.

Trece meses de gestión de Moreno y abundantes explicaciones de la separación de poderes, Rafael Correa, expresidente de Ecuador, tiene orden de prisión. Es el sexto expresidente desde el retorno a la democracia que tiene boleta de captura en su contra. Desde junio, la justicia lo vincula por intento de secuestro de Fernando Balda, exsimpatizante convertido en enemigo político.

Según la Fiscalía, Correa podría ser “autor mediato porque era el presidente de la república y jefe directo del director de la Senain. Correa rechazó los cargos en su contra. Negó tener conocimiento del intento de secuestro y adujo ser blanco de una estrategia de lawfare (uso de la justicia como herramienta de persecución política).

Quizá, después de todo, Moreno decida no enterrar a Correa, sino usarlo a él y a su legado para su propia conveniencia.

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