Mañana se realizará la última visita de técnicos del gobierno y organizaciones sociales.
Una herida en el pie, días enteros caminando y semanas en el campamento de plástico de Carcelén han marcado la vida de la familia de José Carrizales, el último mes.
A pesar de que son situaciones que no olvidarán, la noticia de que se mudarán a un lugar arrendado en el centro de la ciudad los hizo sonreír. Son nueve, incluidos tres niños.
“Aquí ya no hay oportunidades”, mencionó el venezolano de 60 años, mientras que los técnicos de instituciones del Gobierno y de organizaciones gubernamentales hablaban con las familias en el intercambiador de Carcelén para reubicarlas en los Centros Temporales de Tránsito (CTT). Sus nietos jugaban con un rompecabezas entre los plásticos que cubren los colchones en los que han dormido desde el 23 de julio.
Fue la primera jornada del plan que se estableció en el Comité de Operaciones de Emergencia (COE) Metropolitano para reubicar a los ciudadanos que permanecen en el lugar. Acudieron miembros de seis instituciones.
El objetivo, como se había anunciado a inicios de la semana por parte de la Secretaría de Inclusión a cargo de la estrategia, es que las personas se trasladen por su propia voluntad a los cinco CTT de la ciudad y al albergue San Juan de Dios.
Decisiones divididas
Alrededor de 100 personas se mantienen en el intercambiador de Carcelén. Alfredo Guerrero, de 23 años, llegó ahí hace tres semanas. Él no ha querido movilizarse a los albergues municipales por las historias que ha escuchado de algunas personas, que decidieron irse y regresaron porque no se acoplaron a las condiciones.
EL DATO
La Mesa Social y la de seguridad del COE se reunirán mañana, para definir las acciones de intervención guiada.Quienes quisieron trasladarse ayer a los CTT también tuvieron a su disposición un bus de la Prefectura de Pichincha. Uno de ellos fue Neftalí Páez, de 38 años, quien llevaba en el campamento cuatro días y tenía la pierna hinchada.
Por falta de atención médica, su problema de salud empeoró y decidió acogerse a la reubicación. También lo acompañó Gustavo Colmenares, quien agradeció la generosidad de las personas que han llevado donaciones al campamento y la acogida de parte de sus compatriotas. Mencionó que necesita un lugar donde bañarse después de dos semanas.
Incertidumbre
En la terminal interprovincial de Quitumbe, en el sur, ayer se encontraban alrededor de 20 personas en la sala de espera.
Harrison Parada, de 23 años y Elba González, de 27, sentían incertidumbre por no saber qué pasará con ellos, pues la única información que recibieron el lunes anterior fue que tenían que trasladarse a los albergues pero ellos no están de acuerdo.
A diferencia de lo que ocurre en Carcelén, hasta ahí no acudieron ayer los técnicos del Gobierno ni de organizaciones sociales. Por la noche en ese lugar duermen unas 60 personas. (PCV)
Denuncias
° Ayer durante la visita de los técnicos, Katiuska Rodríguez, ciudadana venezolana, denunció que durante su estadía en el albergue San Juan de Dios alguien se metió a la habitación en la que se encontraba y le quitó las sábanas.
Al respecto, el departamento de comunicación del lugar dirigido por la Orden Hospitalaria San Juan de Dios emitió un comunicado en el que aseguró que las denuncias son falsas, pues “en ningún momento los colaboradores de la institución ni mucho menos los Hermanos de la Comunidad han faltado el respeto a los albergados”. Señaló además que “lo que se realiza son rondas por parte de una auxiliar de enfermería acompañada por un guardia, esto para precautelar la seguridad y evitar el consumo de alguna sustancia prohibida”.
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