Las joyas de La Mariscal van más allá del entretenimiento

RECORRIDO. La Mariscal es uno de los barrios más emblemáticos de la ciudad.
RECORRIDO. La Mariscal es uno de los barrios más emblemáticos de la ciudad.

La Mariscal es uno de los barrios más emblemáticos de la ciudad, debido a su variedad de atractivos que llaman la atención de personas locales y extranjeras. Esta zona del Distrito brinda a quien la visita una experiencia perfecta, que combina la historia y el patrimonio con el ocio y el entretenimiento.

En la actualidad, este sitio se ha popularizado por la constante presencia de centros de entretenimiento y la variada gastronomía que se encuentra en el sector.

Sus calles presentan una mezcla de ambientes diferentes que reflejan el bullicio y el ajetreo de la urbe. Y está el contraste que genera la arquitectura colonial y las historias que las casas ‘cuentan’ a quien visita este particular barrio.

Esta última característica es la que el colectivo Mediarte quiere mostrar, por medio de una nueva serie de recorridos gratuitos que comprenderán varios lugares patrimoniales y, además, algunos emprendimientos novedosos que se levantan en el lugar.

TOME NOTA
Para más información y reserva de recorridos ingrese a la página web: www.mediarte.com.ec
Esta agrupación, dedicada al arte, el patrimonio y la cultura, busca cambiar la visión conjunta de este sector. Así, las rutas serán teatralizadas, con la presencia de actores que representarán a personajes de la ‘Carita de Dios’ en las diferentes épocas. Uno de ellos es Salerio González, representado por Fabián Amores, miembro de Mediarte. Él es un quiteño de 1944, quien te contará la historia de este sitio, mientras te saca una sonrisa con su típica ‘sal quiteña’.

Encantos
Entre los lugares más representativos de La Mariscal, están las edificaciones patrimoniales donde habitó gente de gran relevancia para la historia de la capital; como el Palacio de la Circasiana, la vivienda de Francisco Durini, Villa Helvetia, Villa Gema, entre otras construcciones de antaño.

La tradición gastronómica no pasa desapercibida. Esta área también posee gran variedad de cafeterías y restaurantes tradicionales que otorgan experiencias únicas a quien lo visita. (ECV)

Un palacio con historia
° La Circasiana se encuentra en las avenidas 10 de Agosto y Cristobal Colón. Fue una de las primeras casas que se construyó en lo que hoy se conoce como La Mariscal. Por sus pasillos han caminado personajes de gran relevancia para la historia de la ciudad, como Jacinto Jijón y Caamaño, historiador quiteño y primer propietario de la vivienda.

Actualmente su piso, techo y varios de los acabados arquitectónicos aún se mantienen intactos, a pesar del pasar de los años. Allí se encuentra una parte de la historia que envuelve a la edificación que hoy funciona como el Instituto Nacional de Patrimonio y Cultura.

Al caminar por sus pasillos, además, es posible encontrar un pasadizo que llevaba a la biblioteca de Jijón, los rastros de lo que era una de las primeras piscinas interiores de la ciudad. Asimismo, se contempla el altar en honor a la Dolorosa de estilo barroco, que la familia que vivía ahí tenía.

Quien quiera visitar el palacio de La Circasiana puede acceder a recorridos gratuitos que se realizan de lunes a viernes a las 09:00, 11:00 y 14:00.

La casa de un arquitecto
° Otra de las ubicaciones más emblemáticas de La Mariscal es la zona de las Villas. Esta, antaño, era una sola propiedad, una villa colonial típica que pertenecía al arquitecto y escultor italo-ruso Francisco Durini.

Posterior a su muerte y con el pasar de los años, el terreno completo de lo que era la villa fue expropiado por partes, en diferentes años. Esto resultó en la división de las pequeñas villas que Durini había edificado para sus hijos y en lo que hoy es la actual residencia de sus herederos.

María Inés Paz, bisnieta de Francisco Durini, es la actual administradora de la propiedad. Manifiesta que esta es una de las locaciones mágicas del sector, debido a la historia que tiene detrás.

Hoy, esta infraestructura, que está en la calle Luis Cordero, entre la 10 de Agosto y la Gral. Ulpiano Páez, cambió su función; ahora es un centro de eventos, con salones de diferentes ambientes. Este sitio también es parte del recorrido que organiza Mediarte. A lo largo de este, María Inés Paz cuenta las historias y las funciones que tiene cada una de las dependencias de la casa.

Una opción vegana
° El restaurante Quinua, ubicado en la calle Luis Cordero E3-31 y 9 de Octubre, es uno de los emprendimientos que ha surgido en este barrio. Es administrado por Luz Zaruma y su familia. Allí, quienes lo visitan, pueden degustar una gran variedad de comida, snacks, té, entre otros productos veganos, naturales y autóctonos.

Parte del menú incluye almuerzos, platos a la carta e, incluso, postres de diferentes texturas. Además, es posible encontrar fritada vegana, galletas y bebidas de amaranto, chicha envasada, tortillas de quinua, entre otros.

Todos los alimentos que se emplean, tanto para la comida como los que se encuentran de venta, son “completamente orgánicos y libres de contaminantes externos”, explica Zaruma.

Ella es de nacionalidad cañari, de la comunidad Achik Chimbo. Gran parte de su familia, “para no tener la necesidad de salir del país”, ha emprendido en diferentes ámbitos. “Algunos fabrican la chicha envasada, otros hacen horchata, empacan snacks saludables, incluso mis padres manejan la finca agroecológica, de donde obtenemos todos los productos”.

Este restaurante, además, ofrece clases de cocina vegana y saludable. Los cursos tienen un valor de 100 dólares, con una duración de cinco días. En este periodo los estudiantes asisten a clases de 09:00 a 13:00 y cada día aprenden diferentes tipos de sopas, platos fuertes, pasteles, entre otros platillos.

El tradicional locro de papa quiteño
° Otra de las paradas imperdibles se ubica en la calle Reina Victoria N24-263 y Lizardo García. Allí está el local Galería, un restaurante cafetería donde los visitantes pueden vivir la experiencia de cómo es ser un ‘chef’ purista quiteño.

Parte de la experiencia consiste en preparar platos típicos, de la mano con uno de los chefs del lugar. Entre estos se encuentra el tradicional locro quiteño.

Para este plato, con pelador en mano, cada uno de los comensales pela las papas que se cocinarán en una olla de barro junto con los demás ingredientes.

Una vez terminado el plato, con la ayuda de los asistentes, el chef procede a entregar tres platos a cada uno. Esto para que, según sus gustos y las recomendaciones del chef, hagan su locro a su gusto con los diferentes ingredientes: haba, cuero, queso, aguacate y quinua.

El chef Francisco Larco, encargado del lugar, comenta que ser purista en la cocina es convertirse en un seguidor acérrimo de las técnicas de antaño para elaborar platos típicos.