COE se reúne para tratar el tema de venezolanos en redondel de Carcelén

CAMPAMENTO. En el intercambiador de Carcelén, en el norte de Quito, permanecen las carpas sin resguardo policial.
CAMPAMENTO. En el intercambiador de Carcelén, en el norte de Quito, permanecen las carpas sin resguardo policial.

La última reunión de la mesa del Centro de Operaciones de Emergencia (COE) que se instaló para resolver la situación de los migrantes venezolanos en Quito terminó con desacuerdos y sin soluciones. Hoy, dos meses después, autoridades del Municipio, la Prefectura de Pichincha y el Gobierno Central volverán a reunirse.

La convocatoria es a las 10:00 y se analizará, principalmente, el destino del campamento que se instaló en el intercambiador de Carcelén el pasado 23 de julio. Con respecto al tema, Juan Zapata, secretario de Seguridad de Quito, dijo que la solución dependía de la coordinación con otras instituciones.

Lo mencionó el martes de esta semana en la presentación del Plan Lluvias, donde además aseguró que en los ocho albergues municipales que se habilitaron los Centros Temporales de Tránsito (CTT), ya no había ningún ciudadano venezolano y que estaban listos para cualquier emergencia.

Situación
Más de 15 carpas siguen ahí. Se las puede ver de lejos si se transita por la Av. Galo Plaza Lasso y de cerca en la Av. Eloy Alfaro. Ayer, los habitantes del parterre del intercambiador de Carcelén se acercaban a cada auto que frenaba junto a ellos para preguntar si necesitaban trabajadores.

A mediodía, había cerca de 25 personas. Jackson González y su esposa esperaban junto al cajón con galletas y cigarrillos –que conocen como ‘la tiendita’– atentos a que llegara alguna donación.

EL DATO
El 8 de agosto, la Cancillería declaró en emergencia de movilidad humana a Carchi, Pichincha y El Oro. Se extendió hasta finales de noviembre.El panorama ha cambiado, la patrulla de Policía que se mantenía en el lugar ya no está desde hace una semana y “ya casi no llega comida, ni medicinas”, contó González, quien se ha vuelto el coordinador desde que se fueron quienes iniciaron con el campamento. Es de Caracas, tiene 25 años y dos hijos.

Asegura que por las noches hay entre 50 y 60 personas en el sitio. Desde que está ahí no han recibido la visita de ninguna de las organizaciones que hace unos meses acudieron para pedirles que vayan a albergues municipales.

Por ahora, se ha organizado el espacio para que los hombres solos se queden en el inicio de los plásticos y que las familias estén atrás. Hay 14 niños y seis mujeres embarazadas.

Su propuesta es que se les dé la oportunidad de trabajar y de construir un refugio con mejores condiciones. “No importa si tenemos que pagar arriendo o una cantidad en cuotas”, dijo el caraqueño, quien se desempeñaba como albañil. Lo único que ha quedado en el sitio son los baños móviles. (PCV)

Profesionales en busca de oportunidades
° Con cuidado de no topar una de las trenzas de su cliente, Jimmy José Colmenares (foto) daba los últimos toques del corte de cabello. A pesar de que no es barbero de profesión, en 2004 aprendió las técnicas en Santa Eduviges, el barrio en el que vivía hasta hace un mes, en Caracas.

En el campamento de Carcelén consiguió unas peinillas y unas navajas para trabajar. A sus 35 años tuvo que salir de su país para buscar oportunidades porque allá, su postura política no le permitía vivir tranquilo. Su deseo es descansar de su viaje de 11 días a pie y conseguir un trabajo para continuar hacia Perú. Igual que él, Emperatriz Hernández (35, instructora de bailoterapia) y José González (51, profesor) esperan conseguir una oportunidad laboral.

Mi opinión en 30 segundos
Guillermo Robayo. Representante de la Misión Scalabriniana

‘No ha habido una respuesta integral’
° El análisis se debe hacer desde tres factores específicos que tienen que ver con cuál es el mensaje final de este grupo que está en Carcelén y la inacción por parte del Estado. El primer elemento que preocupa es que frente a un tema de emergencia no ha habido una respuesta articulada que dé una solución integral. El segundo, es que eso muestra claramente que aún desde las estructuras del Estado, sea local o nacional, no se entiende cuál es la magnitud y la forma con la que tenemos que responder al flujo de población venezolana que está llegando al Ecuador y que no va a parar. El tercero es que no se ha podido dar una respuesta básica en una emergencia poblacional. Municipios como el de Quito deberían ya tener claridad con los protocolos.