Artesanos de Quito dan una segunda vida a los juguetes

VEHÍCULO. En los talleres se repara un helicóptero, al que se ha tenido que adaptar el tren de aterrizaje.
VEHÍCULO. En los talleres se repara un helicóptero, al que se ha tenido que adaptar el tren de aterrizaje.

Tienen un valor sentimental para sus dueños. Por eso los llevan con expertos para ser arreglados.

“Haga un chequeo” es el llamado de auxilio de los muñecos que se ponen en manos de la ‘Doctora juguete’, Shirley Ortiz Viteri, quien lleva 20 años dándoles una segunda vida a esos objetos de entretenimiento. Y es que con su trabajo alegra la vida de varias personas, no importa la edad.

Una de las tres clínicas de la ‘Doctora juguete’ funciona en el sur de Quito, en Turubamba. Hasta allá llegan muñecas de porcelana, osos de peluche, búhos que hablan, guerreros chinos, carros clásicos sin ruedas, helicópteros, trenes destartalados, patos que bailan… todos representan un valor sentimental para sus dueños, son obsequios que quieren conservar.

Una consulta con Sherly, esta vez, fue imposible, pues está en Guayaquil atendiendo a los ‘pacientes’ de la Costa. Nos recibieron sus ayudantes. No fue el ‘Felpita’ (un dragón valiente), ni ‘Lambie’ (la corderita bailarina), ni ‘Friolín’ ni ‘Hally’ la enfermera hipopótamo, el que nos recibió fue Eduardo Ordóñez, un policía activo, hermano de la ‘Doctora’, quien en un operativo antidelincuencial en Esmeraldas se fracturó la columna.

Eduardo, apoyado en sus muletas, cuenta cómo adoptó la pasión de su hermana por reparar los muñecos. Recuerda el día que puso a funcionar una pista de carros, cuyas piezas estaban desperdigadas. Su fuerte es la investigación y es el responsable de buscar, por ejemplo, las corneas de algún muñeco que ha llegado sin ojos; las extremidades cuando les falta brazo y piernas, busca el cabello, las cejas, la piel cuando tienen que realzar injertos…

Ambiente
Al ingresar a la clínica, en una tienda de habitaciones contiguas se pudo ver a los ‘pacientes’ esperando turno para ser atendidos. Sobre una mesa de madera, los artesanos juegan con piezas diminutas, hacen sueldas, empalmes, adaptan partes, reparan circuitos electrónicos, les dan una segunda vida cuando tienen que hacer adaptaciones, porque las piezas no las pueden conseguir.

Ordóñez tiene bien identificados a sus pacientes. En su mente guarda el diagnóstico de cada uno de ellos. Comentó que cuando llegan a sus manos, habla con ellos, les observa con paciencia para ver su material y, cuando el problema es de gravedad, investiga para darle un tratamiento seguro.

Después de dos o tres años, cuando no reclaman los juguetes, pasan a una bodega y sus piezas sirven para ‘dar vida’ a otros. Dicen que ellos han aceptado la donación de sus partes. (PSD)

VEHÍCULO. En los talleres se repara un helicóptero, al que se ha tenido que adaptar el tren de aterrizaje.
VEHÍCULO. En los talleres se repara un helicóptero, al que se ha tenido que adaptar el tren de aterrizaje.

Muñeca inglesa
° La propietaria es una mujer de 52 años, quien dice que se lo regaló su abuelita. A la fecha, se calcula que este juguete tiene unos 83 años. Se tiene que hacer una reconstrucción de la piel, reparar la cadera y colocar una pierna.

Guerrero chino
° Es uno de los juguetes de la casa y se calcula que tiene unos 60 años de antigüedad. Es electrónico y cuando se le activa proyecta luces por los ojos y una especie de fuego por la boca.

Homero Simpson
° El personaje famoso de la serie de Fox, requiere de una limpieza total, además de la reconstrucción de una parte de su cuerpo. El sistema electrónico que le permite moverse y hablar está dañado.