Los autos clásicos se lucen en los festejos a Quito

Antigüedad. Los primeros en salir hacia el Bicentenario fueron los carros de más de 90 años.
Antigüedad. Los primeros en salir hacia el Bicentenario fueron los carros de más de 90 años.

Carros de hasta 100 años de antigüedad estuvieron en el Bicentenario para celebrar a la ‘Carita de Dios’.

Desde muy temprano en la mañana se pusieron ‘guapos’. Llegaron al parque Itchimbía, donde se tomaron las primeras fotos. A las 10:30 recorrieron las calles con mucha elegancia, la gente los saludaba y comentaba acerca de cada modelo.

Fueron 150 autos de colección los que llegaron, en caravana, al parque Bicentenario para homenajear a Quito por sus fiestas, con la segunda edición de la ‘Ruta de los clásicos’.

Ingresaron acompañados de las tradicionales ‘chivas’ que, al son del ‘Chullita quiteño’, iniciaron el evento, en el que además hubo comidas típicas, artistas invitados, colecciones de carros en miniatura y, sobre todo, muchas historias.

Extranjero. El auto número 6 ha recorrido Latinoamérica y espera llegar a Alaska.
Extranjero. El auto número 6 ha recorrido Latinoamérica y espera llegar a Alaska.

Uno más de la familia
José Guerrero es el propietario de un Ford de 1920 que llegó con el número 1 al festival, debido a que fue el más antiguo. Él se declara un apasionado coleccionista. Esta vez participó con tres de sus 15 ‘mimados’. Dice que no tiene un favorito, “es como preguntar a qué hijo quiero más, es imposible responder. El amor es igual para todos”, cuenta el hombre, quien inició este pasatiempo debido a que su madre era fanática de los vehículos clásicos.

Su Ford plomo descapotable está a punto de cumplir 100 años. Guerrero lo trajo desde Estados Unidos y luego lo armó. Destaca que para mantenerlos hay que tener paciencia y mucho amor. Amor que ha pasado de generación en generación, ya que hoy en día sus hijos y sus nietos comparten el gusto por los carros antiguos.

Ha recibido varias ofertas. Sin embargo, deja claro que no podría vender a uno de estos automóviles, pues no son un objeto más, sino un miembro de su familia. “Si yo llego a vender uno, mi esposa me lanza desde el edificio donde vivimos”, cuenta entre risas.

Ambiente. Las tradicionales ‘chivas de pueblo’ pusieron el toque musical al recorrido de los automotores.
Ambiente. Las tradicionales ‘chivas de pueblo’ pusieron el toque musical al recorrido de los automotores.

Tradición

EL DATO
Para que un carro sea considerado de colección debe tener al menos 35 años y el 90% de sus partes deben ser originales. Cada uno de estos ejemplares tiene la capacidad de transportar en el tiempo a quienes los ven. En esta edición de la ‘Ruta de los clásicos’ los automóviles fueron colocados por marcas y año. De manera que los visitantes pudieron observar la evolución de cada uno. Verónica Sevilla, gerente de Quito Turismo, afirma que los ‘clásicos’ mantienen un recuerdo profundo de experiencias familiares. Destaca que es por eso que generan felicidad, puesto que la gente les guarda cariño. “Siempre que alguien ve uno de estos carros se emociona. Es una bonita ocupación de muchos quiteños que vale la pena rescatar”, señaló. (AVV)

De la realidad a la escala
° Otro de los atractivos de la ‘Ruta de los Clásicos’ fueron los carros miniatura. Paúl Cabrera es parte del club ‘Coleccionistas de Lujo’ de Quito y es el dueño de la mayor compilación de Volkswagen del país. Tiene 440 modelos a escala.

Para poder exhibir sus vehículos, empezó a fabricar dioramas (un tipo de maqueta). Su trabajo es 80% hecho con materiales reciclables. Además del amor por los autos, Cabrera también siente un gran compromiso por el planeta.

La vuelta al mundo en un clásico
° “Mi carro ya era viejo cuando yo era un niño”, cuenta Rubén Ramírez, nacido en Argentina.

El taxi Chevrolet del año 1931, en el cual ha recorrido Latinoamérica, lo heredó de su abuelo. “Cuando éramos chicos jugábamos en él. Saltábamos en el techo. ¡Uh! Como me arrepiento de eso. No sabes lo que me constó repararlo”, recuerda el hombre de 56 años.

La travesía, por Latinoamérica la inició en 2012. Dejó de trabajar y se propuso salir desde Argentina hasta llegar a Alaska y, desde ahí, piensa salir en un barco a Europa. Ha recorrido 60 mil kilómetros y se encuentra en la mitad del mundo desde hace cuatro meses.

“Que el conquistador no sea esclavo de su conquista”, es la frase que lleva inscrita su automóvil. Hace referencia al pensamiento de su dueño.

“Todos trabajan para tener un patrimonio y luego se quedan cuidándolo. Entonces, yo viré todo eso. Alquilé mi casa, mi negocio y salí a viajar”.

Llamativo
° Cuando Víctor Nápoles sale a la calle con su Cadillac rojo del 78’, no pasa desapercibido. Siempre que lo estaciona hay quienes se acercan para sacarse una foto “con el carro y con el dueño”, indica.

Son tres décadas las que ha compartido con su automóvil. Muy orgulloso señala que todas sus piezas son originales, inclusive el llavero es de fábrica. Lo compró en un remate que hizo la embajada americana y desde ese entonces lo acompaña por la ciudad. Está avaluado en $40.000, aunque claro, el valor sentimental es el que no tiene precio.