Cumandá guardó memorias y se volvió contemporáneo

Estructura. El parque urbano Cumandá se construyó en una superficie de 35.000 metros cuadrados.
Estructura. El parque urbano Cumandá se construyó en una superficie de 35.000 metros cuadrados.

Quienes crecieron en Cumandá no olvidan la sensación de correr o manejar bicicleta sobre el camino empedrado.

Quienes vivieron su niñez hace más de 50 años recuerdan que en el sitio que hoy es un parque urbano, había una cancha de tierra donde jugaban fútbol. No podían patear muy fuerte, porque si la pelota caía a la quebrada Jerusalén, no la recuperaban nunca más.

Esa quebrada se rellenó y en 1986 se instaló la terminal terrestre de Quito, que operó en esa zona por 23 años.

Los habitantes del barrio patrimonial no solo guardan una herencia de vivencias dulces y amargas, también disfrutan de los cambios y la vida que se inyectó con el parque urbano.

Testimonios
Hugo Reyes llegó al barrio Cumandá cuando tenía 8 años. Aún tiene clara la imagen de un poste alto, parecido a un palo encebado, donde había bocinas que alertaban sobre la llegada y salida de buses que eran de madera.

El hombre, de 58 años, indica que haber vivido esa ruidosa época, en que cientos de vendedores buscaban clientes entre los apresurados viajeros que cargaban grandes maletas, hace que a veces la calma del sector le parezca extraña.

Relata que el olor del sector era perturbador, la basura se acumulaba en las calles, los negocios botaban agua y desperdicios hasta tapar las alcantarillas. Además, en el arco de la Ronda, se instauraron dos cuartos que se alquilaban como baños públicos. “Era terrible, un caos total”, señala.

Para Luis Quimbita, aquella época también fue aleccionadora, pues aprendió a apurar el paso para evitar que le robaran. Eso, después de haber sido asaltado un par de veces.

A pesar de eso, siempre hacía una pausa en su rutina para entrar a la terminal y comprar un jugo. “Eran ricos y baratos. Bueno, en sucres todo era más fácil”, recuerda el hombre de 73 años.

Clarita Oñate, en cambio, dice que jamás estuvo muy consciente de lo problemático de la terminal, pues el amor le hacía ver las cosas desde otra perspectiva. Su novio del colegio tuvo que mudarse a Ambato y prometió visitarle cada 15 días. En aquella época tenía 16 años y se sentaba a esperarlo. Unos años después se casaron y se quedaron viviendo en el sector.

Hoy, la mujer de 60 años camina sola por los alrededores. Enviudó hace 2 años y explica que, aunque quisiera decir algo malo de aquel “peligroso lugar”, ella siempre tendrá un recuerdo maravilloso.

Recuerdo. Antiguo bus de madera que cubría la ruta Quito-Guayaquil (foto Quito Nostálgico).
Recuerdo. Antiguo bus de madera que cubría la ruta Quito-Guayaquil (foto Quito Nostálgico).

Cierre de la terminal
A la medianoche, del 7 de julio de 2009, cerca de 400 vendedores debían empacar sus cosas y desalojar el lugar. “Fueron momentos de incertidumbre, no sabíamos qué pasaría con nosotros y el trabajo”, cuenta Rosa Piedra, quien vendía dulce de guayaba y arrope de mora en la antigua terminal. La mayoría de comerciantes fueron reubicados en las estaciones de Quitumbe y Carcelén.

Una vez que el lugar quedó vacío, las autoridades decidieron preguntar a los vecinos, qué querían que se construyera en ese espacio.

Un nuevo comienzo
“Los estudios señalaron que la mayoría de gente quería un lugar deportivo y cultural”, reseña Sebastián Sánchez, responsable de programación del parque urbano Cumandá.

Esa fue la pauta para que se creara un sitio donde se fusionaran actividades deportivas, culturales, comunitarias, se abrieran nuevas expresiones y acudiera gente de barrios aledaños.

Cinco años después, el 25 de enero de 2014, se inauguró el Cumandá parque Urbano, el único centro recreativo del país que conjuga el deporte y la cultura. Su estructura cuenta con canchas deportivas, piscinas, gimnasios y salas de cardio y capoeira. También hay Habitaciones para juegos lúdicos, tenis de mesa, fisioterapia, cafeterías, exposiciones y más.

Sin perder la esencia
Para Sánchez, en Cumandá hay un constante devenir donde se busca crear una alianza entre lo patrimonial y lo moderno. El objetivo es que el barrio no pierda su esencia, que la gente no olvide el Quito de antaño, pero que a la vez se abra la mente a lo contemporáneo.

25.000
personas visitan el parque cada mes.A esto se llega a través de los diversos trabajos de memorias, que se trabaja con grupos de adultos mayores. Sin dejar de lado los proyectos con culturas urbanas.

Cada una de las personas, con sus ideas, logran apropiarse del espacio. Para esto, “Cumandá plantea la idea de convivencia y respeto a la diversidad”, destaca Sánchez.

Es por eso que, dentro de las visitas que reciben, no se ha definido un grupo poblacional mayoritario. Ya que hay proyectos para niños, jóvenes, adultos y adultos mayores. El rango de edades es muy amplio.

Percepciones del parque
Para Hugo Reyes, José Quimbita y Clarita Oñate, la seguridad es lo primero que destacan cuando hablan del parque Cumandá.

Reyes, sin embargo, refiere que en los últimos tiempos ha disminuido el personal de seguridad. Dice que hasta hace cuatro años, los guardias caminaban por los alrededores. Ahora, solo lo hacen en la zona del complejo.

A Pablo Aguilera la vida lo trajo al sitio desde el cual viajaba a Santo Domingo mientras era estudiante. Él admite que mucha gente no va por la antigua imagen que tenían del sitio y sostiene que queda mucho por hacer para cambiar eso. “Son cosas pequeñas como no botar basura o llevar una funda cuando sacas a pasear a tu perro”, destaca el hombre de 42 años. (AVV)

Aniversario
° “Como pasa el tiempo”, dice Clarita Oñate, quien se entera que se cumplirán cinco años desde la inauguración del parque urbano Cumandá.

Sebastián Sánchez indica que hay tres actividades con las que se festejará el aniversario del lugar. La primera son las inscripciones para la propuesta educativa, que se hace cada año. A través de laboratorios de arte y deporte.
Las inscripciones son del 22 al 24 de enero y la gente puede hacerlo presentando la cédula.

La segunda actividad es un ciclo de cine que se coordina con el 8 Y Medio, llamado ‘Películas del mundo’, donde se pasarán cinco filmes reconocidos a escala mundial.

El viernes 25, a las 18:00, como evento central, habrá la presentación de la Orquesta de Instrumentos Andinos. Esto, en coproducción con la Fundación del Teatro Nacional Sucre y el Centro Cultural ‘Mama Cuchara’.