El cucurucho le pone más pinta a la Semana Santa

ARTESANÍAS. La imagen del cucurucho se puede encontrar en cerámica o en mazapán.
ARTESANÍAS. La imagen del cucurucho se puede encontrar en cerámica o en mazapán.
ARTESANÍAS. La imagen del cucurucho se puede encontrar en cerámica o en mazapán.
ARTESANÍAS. La imagen del cucurucho se puede encontrar en cerámica o en mazapán.
MESEROS. En algunos puntos este personaje incluso cambia su papel y sirve comida a los turistas.
MESEROS. En algunos puntos este personaje incluso cambia su papel y sirve comida a los turistas.
PAN. La figura del cucurucho se encuentra en diferentes y extravagantes presentaciones.
PAN. La figura del cucurucho se encuentra en diferentes y extravagantes presentaciones.

Las luces se apagan y las campanas suenan. El silencio anuncia la llegada de un personaje que lleva un traje lila que cubre su cuerpo y que se complementa con una soga blanca en la cintura. También usa un capirote, una especie de sombrero de forma cónica, que también es lila y que cubre el rostro de quien lo porta. Solo tiene dos aberturas para los ojos.

Se trata del cucurucho el mítico personaje de la Semana Santa, pero esta vez no hace penitencia sino que lleva una bandeja que emana humo blanco.

Quienes asisten al Café Plaza Grande no se cansan de mirar el espectáculo que ofrece esta figura, cada vez que un comensal ordena un helado de paila. Todos quieren tomarse fotos con él. Algunas son muy cómicas.

Este ‘show’ se vive todo el año en este restaurante ubicado en el Hotel Plaza Grande, a un costado de la Plaza de la Independencia. Ahí es donde el misterioso personaje se convierte en un embajador de la cultura quiteña.

Wilmer Bravo, de 32 años, es uno de los meseros que más disfruta al asumir este papel. “Casi todos los días tengo que ponerme el disfraz, es algo que ya se ha convertido en parte de mi día a día”, dice.

Dos mujeres lo han besado por llevar el atuendo. “Una lo hizo sobre la máscara y la segunda me alzó la máscara y me robó un beso”, cuenta sonriente.

Parte de su labor es contar la historia que hay detrás de la figura que cautiva a turistas nacionales y extranjeros durante la Semana Mayor de los Católicos. “Les explicamos el origen del cucurucho para que comprendan un poco más que el personaje”, dice.

Andrés Vera, chef ejecutivo, explica que este ‘show’ se ofrece desde hace 13 años y se ha convertido en una forma de transmitir parte de la cultura de la ciudad a turistas extranjeros. “Muchas personas llegan al restaurante desde otros países solo para vivir esta experiencia”, detalla. Él invita a las personas a visitar el restaurante, ordenar helado de paila y ver otra faceta del cucurucho durante todo el año.

Imagen popular
Lo que pasa en el Café Plaza Grande es solo un ejemplo de cómo ha cambiado la imagen penitencial del cucurucho, trascendiendo de su entorno religioso, para formar parte de la vida diaria de los quiteños. Actualmente hay desde artesanías hasta comida con esta popular imagen.

En estos días, mientras en los alrededores del convento de San Francisco se colocan carteles que anuncian las procesiones u ofertan los trajes del penitente, también se promocionan artesanías con su figura.

Sobre la calle Cuenca hay locales de confecciones donde se venden los trajes lilas. Fabián Almeida, quien atiende un establecimiento de confecciones, ubicado entre las calles Cuenca y Sucre, incluso ofrece atuendos de cucuruchos impermeables de todo tamaño. También los hace a medida, para quienes participan en las procesiones.

El sastre cuenta que con el pasar de los años, los cucuruchos se han convertido en una imagen comercial y decorativa, que representa parte de las tradiciones de la ciudad.

Como anécdota cuenta que hace dos años llegó un señor junto con su hijo de 8 años para comprar trajes de cucurucho. “Los quería para ir a visitar a su madre en su casa, donde comerían fanesca y pasarían en familia, de una forma original”, detalla.

Otras presentaciones
Las artesanías que representan a este personaje se las puede encontrar en diversos tamaños, ya sea en cerámica o mazapán.

Flor Guerrero, de 53 años, es una de las personas que ofrece estos recuerdos para turistas. Ella, explica que la mayoría de sus figuritas las vende a extranjeros que llegan a la ciudad cerca de estas fechas. Agrega que sus diseños enamoran hasta los más pequeños.

Llaveros, piezas decorativas y hasta muñecos de trapo se pueden encontrar a módicos precios. En su local, ubicado a un lado del Palacio Municipal, las figuritas más pequeñas pueden costar desde 1,50 hasta 3 dólares, mientras las más grandes se venden a 20 o 30 dólares. “Todo depende del material y el tamaño”, dice Guerrero.

Artesanías de esta emblemática figura también se pueden encontrar en el Mercado Artesanal, en La Mariscal, en el Palacio Arzobispal, en el Centro Histórico, y en otros puntos de interés turístico de la ciudad.

Con un agradable sabor
Una de las presentaciones más peculiares trasciende la decoración y convierte al cucurucho en una verdadera delicia.

Esto ocurre en locales comerciales que han convertido al personaje en la imagen de sus platos, como el caso de una panadería que ofrece a sus clientes una opción de panes, al estilo de guaguas de pan, con figuras de cucuruchos. (ECV)

La tradición continúa
° Para quienes quieran aún continuar con la representación de este personaje como una exculpación de sus pecados aún pueden hacerlo en la ciudad. En el convento de San Francisco todavía se está inscribiendo a los feligreses que voluntariamente quieran formar parte de una de las más grandes procesiones que ofrece la ciudad, Jesús del Gran Poder.

Lo único que se necesita es donar cinco dólares, dar sus nombres y elegir entre traje nuevo o alquilado. La inscripción se la puede realizar a las puertas del convento.