Alfredo Suquilanda busca dejar para Macará una mejor calidad de vida

EXPERIENCIA. Alfredo Suquilanda fue presidente del Concejo Municipal de Macará entre 1978 y 1983.
EXPERIENCIA. Alfredo Suquilanda fue presidente del Concejo Municipal de Macará entre 1978 y 1983.

Recién electo alcalde en las pasadas elecciones, su visión es mejorar los servicios públicos de los macareños.

Alfredo Suquilanda está en su oficina en el norte de Quito. Es un edificio muy moderno, adornado en su exterior con grandes ventanas y acabados futuristas. Él, nuevo alcalde de Macará, cantón de la provincia de Loja, está sentado en un escritorio blanco.

Mientras el fotógrafo prepara el ambiente para las respectivas imágenes que acompañan a esta entrevista, Suquilanda pregunta de dónde somos. Quien pregunta, viene desde Venezuela.

“Tuve un tío que vivió muchos años en Venezuela, en Puerto Ordaz, trabajando en las minas”, dice Suquilanda, lo que da un perfecto antecedente a las experiencias de este nuevo alcalde de un cantón fronterizo con múltiples ciudadanías.

Acabada la campaña, y confirmada su victoria, ¿qué es lo primero que hay que hacer en Macará?

Agua potable, alcantarillado y red pluvial, eso es lo primero (responde enumerando con sus dedos cada uno de los problemas), y ante eso nos estamos moviendo en diferentes frentes para conseguir créditos no remunerados.

¿Dónde han ido?

Tenemos en mente tocar puertas en el BanEcuador o BID, y también queremos saber qué pasó con los Fondos de la Paz que nunca hubo inversión en Macará.

¿Cuánto se necesita para dar estos primeros pasos?

Catorce millones de dólares, pero la Alcaldía solo tiene capacidad de endeudamiento de un millón de dólares.

Usted fue a la reunión que recién tuvieron los alcaldes electos con el presidente Lenín Moreno, ¿logró hablar con él?

Sí, y lo invité a Macará para que desarrolle unos de sus gabinetes itinerantes. Además, le comenté la necesidad de que el Ejecutivo publique el reglamento de la Ley Orgánica de Desarrollo Fronterizo.

Dicha ley le brinda beneficio a todas las ciudades que estén ubicados dentro de los 40 kilómetros de línea fronteriza. Así podríamos tener más comercio y desarrollos sustentables para nuestros pobladores. Además de potenciar el turismo.

Precisamente, al ser Macará un cantón fronterizo, tiene necesidades particulares. ¿Cómo lidian con el hecho de que muchos macareños prefieren irse a Perú?

Yo hasta conozco de casos de personas que prefieren nacionalizarse peruanas y vivir allá porque el Estado peruano ofrece beneficios a los pobladores fronterizos que aquí no tenemos.

Esto lo tenemos que detener ofreciendo, por ejemplo, proyectos agro industriales para potenciar la producción del mango y el maíz, productos que en la frontera se venden muy baratos. Y también mejorar los cultivos de arroz, uno de los mejores del continente.

¿Enfocarse solo en lo agrícola?

No, también en el comercio. Usted va ahorita al puente internacional sobre el río Macará y ve que no pasa nadie. Los altos aranceles e impuestos han mermado el intercambio comercial.

Además, si ve que una persona trae desde Perú un pantalón de más, por ejemplo, o cualquier otro producto, las autoridades ponen multas impagables. Eso no ayuda con el comercio, y menos en los cantones fronterizos.

¿Han tenido problemas con el contrabando?

Toda frontera debe lidiar con el contrabando. Nosotros tenemos una unidad del Ejército y funcionarios policiales que se encargan de mantener el orden.

Ahora, además de las necesidades que mencionó antes, ¿qué más hay que hacer?

Bueno, también estamos luchando porque se reabra el aeropuerto y la extensión de la Universidad de Loja. Ambos proyectos nos ayudarían con el tema turístico y educativo. Primero, porque la vialidad necesita reparaciones y segundo porque nuestros jóvenes deben salir muy lejos para continuar su educación.

Fue lo que yo tuve que hacer cuando a los 11 años nos mudamos a Guayaquil para continuar mi educación.

¿Solo universidad o también escuelas?

Todo el sistema. Tenemos tres parroquias rurales y una urbana, y es en esta última que está la escuela del milenio. Entonces los niños deben caminar kilómetros todos los días para llegar a la ciudad y estudiar. Las escuelas rurales aún no han abierto en Macará.

¿Sabe por qué no han abierto?

Desconozco

Usted habló del aeropuerto, pero también la vialidad es un problema constante en Macará. ¿No sería mejor arreglar primero las carreteras?

Y lo vamos a hacer. Precisamente hemos hablado con el prefecto para montar un proyecto de asfaltado y mejorar los caminos vecinales.

¿Cuál es su relación con el concejo municipal?, porque para hacer todo esto se requiere de voluntad política

Nuestra relación es positiva. Todos queremos lo mejor para el cantón.

Una vez que termine su período, ¿qué quisiera dejarle a Macará?

Una mejor calidad de vida. (DLH)

Invité al presidente a Macará para que conozca de primera mano las necesidades que nos afectan en la frontera”

Es necesario que se publique el reglamento de la Ley Orgánica de Desarrollo Fronterizo”

Sé de macareños que prefieren nacionalizarse peruanos y vivir de ese lado de la frontera”

Trayectoria

Nació en Macará, el 27 de julio de 1949. Es profesor jubilado de la Escuela Politécnica del Ejército (ESPE). De profesión es doctor en Jurisprudencia, Abogado, Licenciado en Ciencias Sociales, Políticas y Económicas por la Universidad Nacional de Loja, Ingeniero en Administración de Empresas y Negocios y Magister en Docencia Universitaria y Administración Educativa, por la Universitaria Tecnológica Indoamérica. Fue presidente del Concejo Municipal de Macará antes de que existiera la Alcaldía, entre 1978-1983; y también fue director ejecutivo del Instituto Ecuatoriano de Crédito Educativo y Becas IECE entre 1984-1988.