La capacitación es importante para ayudar a niños con autismo

LIBRO. El cuento presenta a un monstruo amarillo llamado ‘Buuh’, que representa el autismo de ‘Pedro’.
LIBRO. El cuento presenta a un monstruo amarillo llamado ‘Buuh’, que representa el autismo de ‘Pedro’.

Capacidades peculiarmente especiales para dedicarse y sobresalir en temas de su interés o formas de encontrar detalles que otros no ven son parte de los “súper poderes que tienen que sobrellevar todos los días las personas que presentan cuadros del Trastorno del Espectro Autista (TEA)”, así lo define Gabriela Romo, neuropsicopedagoga.

Como cada poder conlleva una responsabilidad, “la de ellos es, en ocasiones, superar dificultades para establecer relaciones sociales o la confusión con el lenguaje no verbal”, agrega.

“Algunas pueden verlos diferente, incluso antes se pensaba que era una enfermedad y se buscaba formas de curarla. La educación es uno de los principales problemas hasta la actualidad. En el país, la educación debería adaptarse para estos súper héroes”, dice.

Define a las condiciones del TEA como un trastorno neurobiológico del desarrollo que permite manifestar ciertas características diferentes en una persona. Entre estas, la falta de empatía, poca interacción social, dificultad para mantener contacto visual, movimientos continuos como aleteo de las manos, chasquidos, entre otros; sensibilidad a la luz o ruidos fuertes y otros síntomas que pueden variar. Explica, sin embargo, que al ser un espectro y no un padecimiento definido estrictamente “pueden haber personas que presenten ciertos síntomas y tengan un autismo leve o personas que presenten mayor gravedad en sus síntomas y tengan mayores dificultades”.

La experta recomienda realizar sesiones diagnósticas si se sospecha que un hijo o pariente presenta algunas de estas características, “no porque necesite una cura sino para poder guiarlo, por medio de terapias, a comprender su condición y mejorar sus interacciones sociales o potenciar sus habilidades”.

Una experiencia es la de Carlos Cruz, de 22 años, quien tiene autismo de alto funcionamiento, antes conocido como Asperger. Él fue diagnosticado a sus 20 años. Recuerda que en el momento que supo comprendió el porqué de varias situaciones que había atravesado en la escuela o el colegio. Incentiva a jóvenes, niños o adultos que presientan que pueden presentar estos cuadros a confirmarlo o descartarlo.

Una alternativa lúdica

‘Pedro’ siempre está con ‘Buuh’. El monstruo amarillo y peludo es un gran amigo del pequeño de 10 años. Lo aconseja, le guía y lo acompaña a todas partes. Esto a veces le causa problemas a ‘Pedro’, como el día que le recomendó que le diga a su amiga de la escuela que ese vestido amarillo se le veía mal y ella se puso a llorar. Muchas personas lo llaman autismo, pero ‘Pedro’ decidió llamarlo ‘Buuh’.

Es la historia que cuenta el libro de apoyo para docentes que presenta ‘Poli estudios’ como una alternativa para enseñar a los niños a comprender a sus compañeros con autismo. Además, un aula virtual, diseñada para capacitaciones en manejo y estrategias educativas, comprende el proyecto que presentan para aportar a la mejora de la educación.

Verónica Jiménez, directora educativa de ‘Poli estudios’, opina que en temas legales y normativos la educación en el país es inclusiva, “pero en la práctica los docentes no saben cómo tratar con estas realidades”. “Poner a pintar a un niño en una silla en el rincón porque no sabes cómo tratarlo no es inclusión educativa”, asegura.

Esto la incentivó a promover la creación del libro (cuento) y del aula, que permita capacitar a docentes, psicólogos y padres de familia para que puedan aprender nuevas dinámicas de convivencia con niños con TEA.

En el caso del libro, la idea nació cuando empezaron a trabajar con Juan Yépez, en ese entonces de 5 años, quien presenta autismo leve. Por 3 años se empeñaron por conocer sus características y estrategias educativas beneficiosas para él. Recuerda que su especialidad eran los cóndores, lo que les llevó a tomar la decisión de enseñarle hasta a contar con cóndores. Jiménez cuenta que en la escuela, Juan era molestado al punto que sus padres decidieron sacarle de la unidad educativa. Incluso sus profesores no sabían cómo tratarlo y lo relegaban de las actividades en clase. Hoy Juan tiene 14 años y ha logrado integrarse en la educación y con sus compañeros.
Lo seguido que se dan estos casos le permitieron comprender que es necesario generar un espacio de crecimiento para niños con TEA desde las escuelas, y así nació ‘Buuh’.

Después de haber desarrollado el primer producto pensaron en ir más allá. Tres módulos forman actualmente el aula virtual, que permite comprender la realidad del autismo. Jiménez cuenta que el proyecto consiste en cuatro meses de capacitación en esta plataforma. El proceso culmina con el manejo de un caso estratégico donde utilizan las destrezas adquiridas. (ECV)

PLATAFORMA. El curso en el aula virtual tiene una duración de cuatro meses.
PLATAFORMA. El curso en el aula virtual tiene una duración de cuatro meses.

El problema escolar

Verónica Jiménez cuenta que han trabajado con alrededor de 70 niños, quienes, en su mayoría, han presentado problemas escolares que “ponen en riesgo la continuidad de sus estudios”. Entre ellos Alejandro Bravo, un pequeño de 11 años a quien le apasiona la fotografía. “En las fotos que él hace, aunque sea con el teléfono, puedes ver los diferentes detalles o las historias que te cuenta sobre escenarios tan cotidianos como la basílica o un parque”.

Él sufrió de violencia en la escuela, pues al no poder comunicarse sus compañeros empezaban a pegarle. No entendía por qué era diferente. Una situación parecida la vivió Gabriel Altamirano, de 9 años. Él, por el contrario, es un apasionado de las aplicaciones móviles, cómo funcionan o qué más podrían hacer.

Según Jiménez, el país no tiene cifras exactas sobre casos de autismo debido a factores como la falta de diagnóstico o diagnóstico tardío. “En países como Estados Unidos el autismo puede diagnosticarse antes del año de edad; en Ecuador se diagnostica, en la mayor parte de los casos, entre los 7 a 9 años”. Según datos del Ministerio de Salud Pública, en el país existen alrededor de 1.266 personas diagnosticadas dentro del espectro TEA.

Existen tres niveles de TEA: bajo o de
alto funcionamiento, mediano y elevado.